Relatos de Tamara
lunes, 11 de marzo de 2013
Tiempo al tiempo
He recibido un par de comentarios pidiendo más, pero estoy cansada y bastante agobiada, no puedo dedicar ni un par de horas en escribir relatos, quizás después de semana santa me pongo a ello =)
viernes, 7 de diciembre de 2012
Mi hermana, mi ama (12)
Antes de nada disculparme
por estas semanas en que no he escrito nada, ya comente que estando de exámenes
no me viene la inspiración, hoy me he puesto a escribir decidida a acabar con
esta sequía. A demás voy a tener en
cuenta vuestras sugerencias, pero después de este relato no esperéis otro muy
rápido porque tardare un tiempo en reponerme.
La época de exámenes
llegó y mis encuentros con Cris cesaron, esos días fueron tremendamente
complicados para mí, y estoy segura que a ella le ocurría lo mismo, cada vez
que nos cruzábamos por casa me miraba con lujuria, suspiraba y cerraba los
ojos. Fueron días en que yo pasaba más
tiempo en la biblioteca que en casa, cuando llegaba a casa solo me daba tiempo
a hacer la comida o la cena y dormir, lo mejor de todo era poder acurrucarme
bajo las mantas junto a mi hermana. Una noche me armé de valor y tras meternos
en la cama la abracé y le susurré al oído muy suavemente:
-Ama, no podríamos jugar
un rato antes de dormirnos, jeje.
-No Tamara- dijo con un
tono seco y sin ni siquiera girarse para mirarme.
Me acerqué más a ella, y
le toque el culo cariñosamente y besándole el cuello le insistí.
-Vamos Ama que ya hace
tiempo que no te doy placer, ¿no quieres un poquito antes de dormir?
Cris se giró hacia mí y
riéndose de mí me dijo –Que te has pensado perrita, si quieres follar cuando
quieras te buscas un novio.
En parte me alegré,
porque llevaba bastante tiempo sin escuchar su
voz llamándome perra.
Nos dormimos, como
siempre, abrazaditas. Al día siguiente mientras le servía el desayuno muy
tímidamente le dije:
-¿Lo que me dijiste ayer
noche iba en serio?
Mientras removía la leche
con la cuchara y sin mirarme:
-Ayer te dije muchas
cosas, ¿a qué te refieres?
-Pues a que podía
buscarme a alguien para, desahogarme cuando tenga ganas.
Murmuró algo mientras se
comía una magdalena.
-¿Qué?-dije riéndome.
-No te dije que pudieras
follarte a cualquiera, te dije que si querías podrías buscarte un novio para
esta época.
-No es tan fácil
encontrar un novio, y menos si estoy de exámenes y cuando no contigo.
-Algún problema por estar
conmigo- dijo mirándome con una cara seria que escondía una sonrisa.
Me tomé la libertad de
sonreírle y decir en tono sarcástico –Me tienes amargada, jaja.
Cuando Cris se fue al
instituto, me duché me vestí, bastante tapadita pues empezaba a hacer frío y
partí hacia la biblioteca. Pasaba tanto tiempo estudiando que empezaba a
reconocer algunas caras. Me senté donde pude, junto a una chica que nunca había
visto. Cogí el último libro que quedaba sobre física y empecé a estudiar,
pasaron horas y como estaba cansada me fui a coger un café a la cafetera y me
fui a la puerta. Mientras esperaba a que se enfriara el café yo me paseaba por
ahí, un chico de metro setenta y largos, castaño de pelo larguito, con barba y
patillas, se me quedó mirando, no le hice caso y seguí paseando divirtiéndome
al sentirme deseada. Se acerco a mí y me dijo –Perdona, llevo un rato mirándote
y…- me puse roja y todo pero lo siguiente destrozo todas mi ilusiones- la
formula que llevas apuntada en la muñeca está mal.
Me levanté la manga y repasé
la muñeca y la mano, que estaban llenas de letras y números. Tras repasarlas un
segundo no vi nada. El chico me cogió el brazo y me enseñó una formula, -Ves lo
has puesto al revés.
-¿A si? No me había dado
cuenta. Si tanto controlas de esto podrías darme un mini repaso, o al menos
solucionarme un par de dudas. A no ser que tengas que estudiar tú también,
claro.
-Naah, no tengo nada mejor que hacer, llevo aquí
desde las 7 y ya empiezo a estar cansado de lo mío. Por cierto me llamo Nicolás,
pero todos me llaman Nico.
-Encantada-dije dándole
dos besos- yo Tamara pero puedes llamarme Tam.
Nos sentamos en un banco
junto a la puerta y empezamos a darnos información el uno del otro, él
estudiaba en una universidad fuera de la ciudad pero era de aquí, tenía un año
menos que yo pero, yo me desahogué con él contándole lo mal que explicaba mi
profesor y tras reírnos un rato le propuse de acompañarlo a casa, pues tenía el
coche en casa y la casa cerca. Entramos de nuevo a la biblioteca, a recoger
nuestros apuntes, mientras íbamos caminando a casa charlando un poco y llegó a
preguntarme si estaba soltera, a lo que le contesté riéndome que era incapaz de pescar a alguien, entramos en casa
a buscar las llaves del coche, se quedó en el recibidor quietecito.
-Pasa, que hoy está
limpio y da gusto verlo-bromee.
-Que casa tan bonita, es
tuya, alquilada o vives con tus padres…
-Vivo con mis padres pero
por trabajo los veo solo en vacaciones, y eso cuando los veo mucho jeje.
-¿No has pensado en
buscar compañeras de piso, o algo?
-Tengo una a quien no
puedo echar, jaja, vivo con mi hermana.
-A bueno, así no te
sientes tan sola.
Me quité algo de ropa
para conducir más cómodamente y bajamos al parking, durante el trayecto
estuvimos los dos muy callados pero al despedirnos quedamos para estudiar al día
siguiente.
Cuando llegué a casa Cris
ya estaba ahí, más pronto de lo normal, no estaba seguro de si debía comentarle
mi encuentro o no, pero ante la duda me lo callé.
-¿Qué haces aquí tan
pronto?- le pregunté nada más entrar.
-No te dije ya que esta
semana tengo los horarios traspuestos, si es que no escuchas.
-Bueno, ¿qué quieres
comer?
-Hoy cocino yo- dijo
sonriendo.
-¿Cómoooo?-dije
sorprendida- mientras no me envenenes me conformo.
-Voy a tener que volver a
castigarte, te estás volviendo muy rebelde tú.
Me tumbé un rato en el
sofá escuchando la radio, intrigada por saber que delicioso manjar me
prepararía mi hermanita, una fuerza superior a mí me obligo a levantarme para
curiosear, solo vi a Cristina de espaldas cortando algo con un enorme cuchillo,
se giró al oírme y me dijo:
-Pórtate bien o ya sabes-
amenazándome con el cuchillo.
-Jeje, ¿Te ayudo?
-No hace falta, lo tengo
todo controlado, y vete a estudiar.
Me fui a la habitación a
estudiar, porque me sabia mal tener a Cris en la cocina.
Pasaron dos semanas, en
que mi relación con Nico se afianzó, Cristina seguía ayudándome en casa aunque
las ganas de cocinar se le pasaron rápido y empecemos a alimentarnos a base de
comida de microondas y croquetas congeladas. Nico y yo hablábamos más por facebook que en persona, por lo visto al principio le
imponía demasiado. Poco a poco empezamos a tomarnos confianza, y la idea de ser
algo más que amigos parecía cada día menos locura. Como ya empezaba a ser algo
serio no tuve otra opción que contarle a Cristina que tenía un proyecto de
novio a lo que me respondió
–Ya era hora- con una
amplia sonrisa.
-¿No te molesta, Ama?-
pregunté algo cohibida.
Cris me agarró la cara
por la barbilla con cariño con una mano, mientras con la otra mano posada en mi cintura me pegaba mi cuerpo al
suyo me dijo-Me alegro por ti, pero recuerda sigues siendo mi perrita.
-Ya, lo se ama- dije
buscando sus labios sin encontrar respuesta.
Esa noche la pasamos abrazaditas,
mientras le contaba cosas sobre Nico, pero en cuanto le conté que aun no
habíamos hecho nada se rió y se puso a dormir.
El sábado llamé a Nico
para que se viniera a comer conmigo y Cris, tras una comida normalita y
bastante callada Cristina me susurró al oído mientras me ayudaba a recoger.
-Vas a aprovechar para
tirártelo hoy.
Cuando habíamos recogido
y todo le dije a Cristina –No tenias que ir a casa de tu amiga…
-No, pienso quedarme aquí
toda la tarde, ¿a caso quieres que me vaya?-dijo provocándome.
Nico vio lo que pasaba y
sonriendo dijo-¿Qué querías hacerme?
Y aprovechando un
descuido me abracé a él y besándole los labios le respondí –Te lo voy a hacer
igualmente- el chico se quedó sorprendido.
-Tami, no hay prisa, hay
más días.
-Bueno, vale puedes
quedarte aquí con Cris un segundito.
Nico se sentó junto a
Cris, mientras hablaban inocentemente yo me fui a la habitación de matrimonio,
me desnudé y me metí en la cama tapándome con la sabana. Cogí el móvil y envié
un Whatsapp a Nico “Ven un momento a la habitación”, segundos más tarde se
escuchó el sonido que notificaba la llegada de mi aviso. De fondo se escuchó a Nico
preguntándole a mi hermana por mi habitación, mas tarde pasos y en un rato
entró por la puerta.
-¿Qué haces?- dijo
impresionado pero con un tono moderado.
-Es que me he puesto a mil,
y solo pensar que podemos…. Buff – fui retirando la sabana despacio- va, si
cierras la puerta Cris ni se enterará.
No estaba del todo
seguro, pero cerró la puerta tras de sí y se bajó los pantalones, se quito la
camisa y sonriendo se metió conmigo en la cama –Eres mala, mira que hacerme
hacer esto.
Me abracé a él y
besándole el pecho me senté sobre su regazo. –Ya te tengo bien duro eeh- dije
al notar su enorme erección rozándome el culo. Teniendo el pecho pegado al suyo
empecé a frotarme por encima de su miembro, y viendo su cara de placer decidí
cambiar de pose. Me levanté y me di la vuelta, poniéndome bien en pompa me puse
a lamer su capullo, él posó sus manos en mis nalgas y masajeándolas empezó a
tocarme los labios. –Cariño, quiero metértela ya, lo tienes perfecto.
-Lámemelo venga-supliqué.
-No se me da bien lamer,
y no tenemos tiempo…
-¿Te da asco lamerle el
coño a tu novia?-dije indignada.
-No, no Tami, mira-besó
mi coño- ves-repitió pasando la lengua por encima tímidamente.
Me aparté de él y besándole
los labios le dije, -Tranquilo ya te enseñaré como me lo has de comer, pero
ahora…
Me puse a 4 patas dándole
la espalda.
-¿Cómo las perritas?-
dijo riéndose- es poco romántico, ¿no?
No le contesté, me bastó
con mover un poquito el culo para convencerlo. Puso su capullo sobre mi coño y
lo restregó un par de veces y cuando lo tubo preparado me lo clavo poco a poco.
Se agarró a mi cadera y me empezó a dar con ganas, contenía los jadeos pero algún
gemidito se le escapaba. Por el
contrario yo gemía cada vez más con cada penetrada.
-Tam… tu…hermana…-dijo
con el poco aliento tenía.
-Tranquilo, está entretenida,
tiene la tele- dije sin girarme y agarrando con fuerza las sabanas.
-Pero nos va a oír…
-Ya es mayorcita, ya debe
saber que estamos haciendo.
Escuché un fuerte gemido
antes de notar cómo me la sacaba de golpe, no me dio tiempo a girarme que se
corrió, llenándome las nalgas de semen.
-¿Porqué no te has
corrido dentro?- pregunte extrañada.
-Por si acaso… vamos vístete
rápido que…
-¿Qué que?, te crees que
Cris no nos ha oído.
Me levanté y tras pasar
un dedo por el culo lo lleve a la boca sonriendo y empezando a vestirme le dije
–Tranquilo, la próxima vez será algo más romántico, más íntimo y te haré muchas
más cosas.-Le guiñe el ojo y le acerque la ropa, cuando estuvimos los dos
vestidos salimos abrazaditos y con una sonrisa en los labios.
-Hola Cris, ¿Qué hacen
algo bueno en la tele?-disimulé con muy poco estilo.
-No, nada… por cierto ¿qué
hacíais ehh?
Nico se puso muy
rojo y no contestó, y yo le respondí. –Estábamos
mirando unos vídeos en el ordenador.
-Jaja, ya… bueno
-Ehh bueno me he de ir-
dijo Nico cohibido.
Lo acompañé a la puerta y
lo despedí con un tímido piquito. Al volver al salón junto a Cris aunque ella estuviera
sentada en el sofá y yo de pie, con una sonrisa de oreja a oreja me dijo –Hacia
tiempo que no te daban lo tuyo, ¿eh perrita?
-Estuvo bien, es un
poquito soso el chico.
-¿Cómo soso?
-No le gusta comerme el
coño- dije algo desolada.
-Pobrecita, a la perra le
gusta que le laman el coño y su noviete no quiere comérselo, pobre y desdichada
perrita. Ven aquí.
Me acerqué a ella y me
bajo la falda y las bragas de un tirón y me pasó el índice y el corazón por mis
labios aun mojados por mis propios flujos.
-Y a parte de soso, también
se corre poco, ¿no? O te lo tragaste todo como buena chica.
-Se corrió en mis nalgas
ama.
Me dio una palmada en el
culo, me giré y me incline un poco sacando el culo. Ella aprovechando que al
estar sentada en el sofá mi culo le quedaba a la altura perfecta me dio un
fuerte mordisco, seguido de lametones y bocados más suaves. Cuando hubo
recorrido cada centímetro de mis nalgas, me subió las braguitas con cariño y
tras una última caricia con la mano me ofreció asiento, nos sentamos y
empezamos a charlar como si nada de eso hubiese pasado.
Espero que os gusté este
relato, COMENTADMELO porque tengo serias dudas de si os gustará o no, se me ha
hecho extraño encontrarle un novio al personaje y aun no tengo seguro que
pasará con él.
jueves, 18 de octubre de 2012
Perdón por el retraso
Este semestre esta siendo muy difícil para mí, y lo siento mucho pero no tengo tiempo para relatos, no me retiro, para nada, pero dadme tiempo y os lo recompensaré, tengo un par de ideas rondándome la cabecita y algún día me sentaré y me pondré a escribir.
viernes, 31 de agosto de 2012
Alison, la chica misteriosa (2)
Ya sé que he tardado
mucho en escribir un relato, pero estuve muy liada, además dentro de poco
empiezo clases de nuevo así que el
número de relatos/mes bajará. Este
relato será más corto que el primero de esta saga, pero ese al ser el primero
lo alargué mucho.
Pasaron unas dos semanas
extrañas después de mis encuentros con Alison, los turnos de trabajo me los
pasaba embobada mirando a la puerta esperando que apareciera mi amor platónico,
las noches se me hacían largas y aburridas, incluso las que pasaba con mi
marido. Lo único que conseguía
entretenerme en mi puesto de trabajo era coger un lápiz y un papel para dibujar
a Alison.
Un viernes en que había
poca gente, como era normal en esos días, apareció Alison. Entró a la
biblioteca saludándome, en cuanto me di cuenta ya la tenía en el mostrador.
-Hola Tamara- me dijo
sonriéndome y dejándome un libro sobre la mesa.
-Buenas tardes Alison-
recogí el libro y lo guarde sin dejar de mírala.
No dejó de sonreír en
todo el rato, pero algo le hizo cambiar la expresión, parecía sorprendida
cuando cogió una hoja de mi montón.
-Esta soy yo- dijo
enseñándome un dibujo de su cara.
-Sí, ¿Te gusta?
-Soy más de desnudos,
pero este está muy bien hecho- me dijo en tono de broma.
-Si quieres te lo puedes
quedar, tengo alguno más, si quieres a las 7 te los puedo enseñar.
-Vale, estaré por aquí-
se llevó el dibujo y se puso en una mesa a leer un libro.
Parecía muy concentrada
en su labor, a diferencia de mí que su presencia no me dejaba pensar con
claridad. Incluso cuando alguien venia a devolver libros la miraba, me llegaba
a molestar que la gente me distrajera. A las seis cincuenta y algo se puso a
recoger y para cuando yo plegué ya estaba lista ella ya me esperaba junto la
puerta.
-Me permitirás invitarte
a un café, hay una cafetería muy cuca aquí al lado.
-Bueno…- lo dijo no muy
convencida.
Llegamos a la cafetería y
tras un ratito de charla saque un cuaderno con unos cuantos bocetos suyos. Los
ojeó uno a uno, en algunos sonreía, otros los miraba más atentamente, entonces
cogió uno y me lo enseñó.
-Es tu hija, ¿no?
-Sí, se llama Sandra.
-Sé leer- dijo burlona.
Luego recordé que escribí
en un borde su nombre, me sentí un poco tonta pero sonreía de todos modos.
-Podrías hacer un dibujo,
no sé, que salga algo más que mi cara.
-Claro, cuando quieras.
-Dibújame ahora- apoyo su
cabeza sobre sus manos mirándome y me acercó el cuaderno.
Estaba muy nerviosa,
tanto que me temblaban las manos, no conseguía hacer dos líneas del derecho,
ella lo sabía y sonreía mientras me miraba con unos ojos que trataban de
desconcentrarme aun más.
-¿Algún problema Tamara?
No le contesté y intente
centrarme en el dibujo, pero entonces ella empezó a lanzarme besitos, me
acercaba sus manos rozándome el brazo y todo eso me excitaba a la vez que me
molestaba porque sabía que se estaba saliendo con la suya.
-Te pones nerviosa con
mucha facilidad, jeje, me gusta.
Casi sin voz me disculpe
–Perdón, ahora vuelvo- me escape al baño, solo para escapar a sus presiones y
para centrarme, quería que al volver fuera capaz de acabar el dibujo. Me lave
la cara tratando de despejarme un poco, me di un pequeño repaso al maquillaje y
salí del baño con una amplia sonrisa. Alison ya no estaba en nuestra mesa, me
acerqué mirando a todos los lados tratando de encontrarla. Me senté, su café
estaba a medias, no creí que se hubiera ido así de repente, tras unos cinco
minutos esperando a alguien que no aparecía me tome mi café casi entero de un
sorbo y me fui bastante enfadada al coche, tiré mi cuaderno con furia sobre el
asiento del copiloto. Al llegar a mi casa me puse a hablar con Carla. La chica
no se entretuvo mucho, solo me preguntó el porqué de esa cara de malas pulgas,
a lo que alegué un mal día de trabajo.
Me puse a preparar algo
de cenar, la cocina siempre fue una de mis vías de escape, me relajaba mucho,
sobretodo la repostería, aunque últimamente evitaba las tartas y bizcochos
cuando acabe la cena me puse a hacer una tarta almendras, aproveche el tiempo
de horneado para recoger mi ropa que al llegar deje tirada sobre la cama, la
casualidad quiso que al recoger mi bolsa cayeran mis bocetos, al recogerlos vi
una hoja escrita:
“Me tengo que ir por trabajo, mañana te lo compenso vente a casa sobre las
6 si quieres”
Aunque ni siquiera se
disculpaba en “su carta”, me sentía algo aliviada por que al menos tenía una
excusa por dejarme plantada.
La cena con mi marido fue
bastante tranquila hasta que me dijo que el sábado tendría que irse de viaje y
no volvía hasta el lunes.
-No pasa nada- contesté
porque me iría bien para poder quedar con Alison.
-¿Qué te pasa cariño?-
entonces fue cuando empezamos a discutir, no en gritando ni insultándonos pero
él insistía en que me pasaba algo.
Nos fuimos a la cama algo
enfadados, hasta que nos quedamos dormidos evitamos cualquier tipo de roce. Cuando
me desperté sobre las diez Sergio ya no estaba, me fui a consolar a mi llorona,
mientras abrazaba a Sandra recordé que Carla tenía el fin de semana libre, algo
preocupada la llamé:
-Perdona Carla pero, me
podría hacer una gran favor y cuidarme a la niña esta tarde, te pagaré el
doble- suplique al teléfono.
-Lo siento Tamara- me
respondió con voz de dormida-he quedado con mi novio.
-Te lo puedes traer si
quieres- dije desesperada.
-No, de veras que lo
siento, vamos al cine a las 7.
-No pasa nada- dije
dándome por vencida- nos vemos el lunes…
Nos despedimos y en
seguida me puse con el biberón de la niña aunque mi cabeza seguía pensando con
quien dejar ese paquetito. Llame a varias amigas con las quien tenía confianza,
fue difícil pues casi todas tenían plan, pero la tercera aceptó a quedarse con
ella. Quedé con ella para tomar un café en su casa después de comer y ya dejar
allí a Sandra.
En cuanto se acercaron
las seis me despedí de mi amiga y apresurándome me fui a casa de Alison, estuve unos cinco
minutos en su puerta, pensaba en que podría pasar incluso me puse a soñar lo
que pasaría. Llamé a la puerta tímidamente con los nudillos, acto seguido se
oyeron unos zapatos de tacón acercándose a la puerta, la abrió con cara de
malas pulgas.
-Ahh, eres tú…- dijo algo
desanimada.
Me quedé callada hasta
que interrumpió mis pensamientos con otro brutal ataque.
-En tu casa no tienes
timbre, o es que no sabes para que sirve.
-Perdón…-dije sin saber
de qué me disculpaba.
-Vamos entra.
Entre y nos sentamos,
aunque me ofreció algo de beber no acepte, y seguimos charlando de
trivialidades, hasta que me llevo con cuidado a un tema más erótico. Poco a poco me tanteaba a preguntas sobre mis
experiencias pasadas y si estaría dispuesta a retomar mi antiguo ritmo de vida,
a lo que le contestaba que al estar casada y con una hija me vería muy limitada.
De vez en cuando susurraba algo y lo único que entendía era “No pasa nada”. De
golpe pareció recordar algo y cortándome de golpe me dijo.
-¿Y no querrás que te
ponga a prueba ahora?
-Claro, eso ya te lo dije.
-Pues esperemos que
llegue pronto-me dijo echándose atrás, cruzando las piernas y sonriendo
esperando algo.
Yo también me quede
callada esperando a que hiciera algo, pero casi ni se movía, me distraía
mirando el reloj de pie, pasaba el tiempo muy lentamente. Pasados diecisiete
largos minutos sonó el timbre y la sonrisa de Alison se hizo más grande.
-Espérame aquí- me dijo
mientras caminaba hacia la puerta sin prisa.
Se escuchaban dos voces,
la suya y la de otra chica, Alison volvió sola y me dijo.
-Si quieres pasar la prueba,
no nos mires por nada del mundo.
-Como, pero…
-Ponte de pie y de cara a
la pared- me cortó rápidamente, parecía tener prisa.
Me levanté sin rechistar
y me puse de cara a la pared, ella también se levantó y me apartó el pelo con
cariño y me susurró.
-Buena chica- acto
seguido me beso el cuello y se fue a la puerta.
Solo podía escuchar sus
voces, tras unas cuantas salutaciones, solo oía como una se abalanzó sobre la
otra, como sus cuerpos se rozaban, gemían. Me estaba muriendo de ganas de
girarme, solo para observar que tenía esa chica que la hacía especial como para
liarse con Alison. Los gemidos cesaron
por unos instantes y, seguramente que a propósito, me cayó encima un tanga, aun
así tense fuerte todo mis músculos y conseguí no moverlos. Los gritos de placer
inundaban la casa y yo cerraba los ojos con rabia, tras lo que me pareció a mí
una eternidad llegó al clímax y tras un rato de expresiones cariñosas empecé a
escuchar jaleo, se estaban vistiendo. La desconocida se me acercó y recogió el
tanga de mi hombro, solo pude ver su pequeña y bien cuidada mano, con las uñas muy
bien pintadas de un color azul celeste muy veraniego.
-Que linda parece- dijo
con un acento argentino, esta vez pude escuchar bien su voz era cálida y muy
suave.
La chica parecía de mi
altura y además olía como a naranja o mandarina, un aroma muy dulce que aun
cuando se separó era capaz de percibir. Las dos siguieron vistiéndose y cuando
escuche la puerta cerrarse pregunté tímidamente.
-¿Puedo girarme ya?
-Claro.
Al girarme la tenía justo
delante, mirándome a los ojos.
-¿Te has girado en algún
momento?-preguntó analizándome profundamente.
-Para nada Alison.
Me acaricio la cara con
un suave gesto y me dijo de nuevo –Buena chica.
Me estaba tratando como a
una perra, pero así me comportaba yo, en ese mismo momento si hubiera tenido
cola la estaría moviendo frenéticamente.
-Uy que tarde es, deberías
volver a tu casa, tu maridito debe de añorarte.
-Es verdad, aunque mi
marido está trabajando.
-Qué raro, ¿no? ¿Trabaja en
fin de semana?- parecía realmente interesada.
-Está de viaje de
empresa, se fue a mirar una nave o algo así.
-Aah, debe de estar en
proyectos, ¿no?
-Pues sí…- pero a ti que
te importa pensé, aun que me quede sonriendo tímidamente.
Tras un rato despidiéndonos
me acompañó a la puerta y me dio una leve palmadita en el culo antes de
marcharme. Me metí en mi coche y me fui a recoger a Sandra, mi amiga estaba algo
ocupada así que no tarde mucho a llegar a casa y ponerla en la cuna, pues se durmió
por el camino.
Me puse en el ordenador a mirar mi correo, se me ocurrió meterme en
una página de videos porno, y me puse a navegar entre los videos lésbicos y
mientras me calentaba me empeche a acariciarme y tras unos minutos me corrí y
pude irme a dormir con una sonrisa, cosa que no había conseguido las noches
anteriores.
No es mi mejor obra, pero
creo que está bien, voy algo lenta con este relato pero estoy tratando d crear
una atmosfera especial, COMENTAD como
siempre os digo.
viernes, 10 de agosto de 2012
Vacaciones!!!!
Ya sé que no me he lucido últimamente con los relatos, pero ahora estoy de vacaciones, os juro que antes de que llegue Septiembre tendréis la segunda parte de "Allison, la chica misteriosa"
domingo, 15 de julio de 2012
Mi hermana, mi ama (11)
Primero de todo pedir perdón por este mes de descanso que
me he tomado para reorganizar mi vida, y bueno para entender un poco el
principio de este relato tendréis que haber leído, o al menos saber lo que pasa
en Mi hermana, mi Ama 10,
porque este básicamente se ambientará en ese mismo día.
Llevaba unos
minutos conduciendo, pero no estaba muy centrada en la carretera, aunque como
eran casi las 12 no había mucho coche rondando las calles. Mi cabeza no paraba
de pensar en el sobre que mis Amas de una noche me habían dado, necesitaba
saber que había, lo más seguro es que fuera dinero, pero entonces aparecía otra
pregunta, ¿cuánto?.
Al dejar el coche en el parking y subir a casa la vi toda
revuelta, parecía que alguien había entrado a robar, me asusté y pregunte en
voz alta.
-¿Cris estas bien?
Con una sonrisa de oreja a oreja salió de la cocina.
-Claro que estoy bien, llegas justo a tu hora cenicienta-
me contesto mirando el reloj del salón.
-Toma esto es para ti- le extendí el sobre mirando
ansiosamente para ver que tenía dentro.
Lo abrió y vi unos cuantos billetes, contaba en voz alta,
no era una gran suma de dinero pero en cuanto acabó dijo.
-Lo has tenido que hacer muy bien, me han dejado propina
y todo.
-Ama, ¿me puedes explicar que ha pasado aquí?
-Invite a unos amigos, a cenar- me dijo con una sonrisa
maliciosa- Ves metiéndote en la cama de matrimonio que la noche acaba de
empezar.
Me puse un culote y un top y luego entré en la cama
tapándome, cuando ella llegó yo ya casi estaba dormida, se tiró encima de mí
despertándome de golpe.
-¡Ay mi perrita!-me dijo cogiéndome la cara por las
mejillas y regalándome un beso en los labios.
Me puse colorada como un tomate mientras sentía sus
labios pegados a los míos, y aprovechando para meter un poco la lengua. De
golpe se separó de mí y se tapó con la sabana abrazándome.
-¿Estas cansada?- me susurró al oído.
-Sí, eran cinco chicas, y no me han dejado descansar ni
un minuto.
-Pobrecita- me dijo en un tono muy cariñoso.
-Tengo sueño, ¿podemos…?
-Nada de dormir cariño.
-Ama ¿no decías que estaba castigada?- le dije con cierto
recelo.
-Como sigas así te vas a quedar sin sexo una semana, y
además recibirás un buen castigo, pero si es eso lo que quieres…
-No Ama-dije apagada- vamos…
Me giré mirando hacia ella, y empecé a acariciarle el
cuello con una mano y los pechos con la otra. Ella me frotaba la cabeza con
mucho cariño, indicándome que lo estaba haciendo bien. La fui desnudando entre caricias y besos,
luego me desvestí yo sola y justo entonces Cris se abalanzó encima de mí y me
agarró los pezones con ambas manos pellizcándomelos pero no con violencia,
notaba su entrepierna en mi tripita, notaba su calor. Estaba perdida en mis
pensamientos cuando Cris chasqueó los dedos.
-No te me duermas perra, jeje.
Cris se dio la vuelta poniendo sus manos sobre mi coño y
frotándolo un poco mientras me provocaba moviendo su culo de un lado a otro,
una fuerza superior a mí me obligó a agarrarla por el culo y empezar a lamerle
el coño como una desesperada. Disfrutaba de los gemidos de mi Ama mientras ella
me toqueteaba, no lo hacía con la intención de darme placer, solo quería que yo
mantuviera el ritmo.
-Lámeme el ano mientras me masturbas- decía entre jadeos.
Con una mano le aparté las nalgas, coloqué mis labios
alrededor de su ano y empecé a pasar la lengua mientras con la otra mano
acariciaba su clítoris. Ella se movía hacia delante y hacia atrás, gimiendo,
gritando y disfrutándolo, hasta el punto en que se corrió agarrándome del pelo
asegurándose que la lamía en todo momento. Cuando acabó se dio la vuelta y se
tumbó a mi lado pasándome un solo dedo por mis pechos, sin hacer presión y
hablándome muy bajito.
-Mañana te voy a recompensar, pero ahora tengo sueño-
apagó la luz, se abrazó a mí y cerró los ojos.
Me quede un ratito despierta mirando la silueta de mi hermana, hasta que
inevitablemente me quedé dormida abatida por el cansancio de todo el día.
Estuve dormida durante un par de horas hasta que una patada de Cris me
despertó, al abrir los ojos de golpe la vi frente a mi tumbada mirándome con
carita de niña buena.
-Tami, tráeme un vasito de agua.
No pude responder a otra cosa que un gruñido de sueño
mientras volvía a cerrar los ojos, pero entonces una segunda patada me echó
fuera de la cama.
-Te he dicho que tengo sed.
-Mmmmm, ¿Fría o templada?
-Fresquita, gracias.
Me fui a la cocina a por un vaso de agua de la nevera y
cuando se lo llevé sonriendo se incorporó en la cama, abrió la boca y me indicó
con la mano su boca. Me incliné y le di de beber. Me pasó la mano por la cara y
lanzó un beso. Deje el vaso en la mesita
y cuando me fui a meter de nuevo a la cama ella ya estaba dormida, apagué la
luz y me tumbé a su lado hasta conciliar el sueño de nuevo.
Me desperté por la mañana sobre las diez y Cris seguía
durmiendo desnuda a mi lado, me vestí y cuando estaba tomándome el café la vi
aparecer aun desnuda frotándose los ojitos como una niñita.
-“enos” días- dijo bostezando.
-Buenos días mi am…, mi Ama, ¿has dormido bien?
-Sí, soñé cosas muy bonitas, luego nos duchamos juntas
que tenemos prisa, y hoy para desayunar solo tomaré un vasito de leche.
Le serví el vaso de leche, y en cuanto acabamos me cogió
de la muñeca y me llevo al baño corriendo. Me ayudo a quitarme la ropa y nos
metimos en la ducha, nos empezamos a mojar y luego nos empezamos a frotar los
cuerpos con jabón, nada sexual solo nos limpiamos.
-Por cierto, ¿Dónde vamos?- le pregunté mientras nos
limpiábamos mutuamente.
-A dar una vueltecita por la calle mayor, hoy te llevo de
tiendas-me dijo con una sonrisa perversa.
En cuanto salimos del baño me dio permiso para vestirme
como quisiera, a estas alturas ya estaba acostumbrada a no tener que elegir la
ropa, me puse una camiseta ceñidita y unos shorts a juego, la camiseta dejaba
ver mi ombligo y la tira de mi tanga. Cuando estuve vestida y salí al salón la
vi con su mochila de la escuela y parecía bien llena.
-¿Qué llevas ahí?- le pregunté aunque ya sabía que no
debería preguntar tanto.
A lo que Cris me contestó con una sonrisa-Ya lo verás.
Fuimos paseando cogidas de la mano mientras cada cinco
minutos le preguntaba si quería que le llevara yo la bolsa, pasamos unas
cuantas tiendas a las que Cris no presto nada de atención, parecía que quería
ir directamente a algún sitio. La verdad es que a mí me daba un poco igual
dónde íbamos, ni siquiera me fijaba en las tiendas. De golpe Cris se paró y se
dirigió a un local con la persiana bajada. Un cartel ponía se traspasa, al poco
rato reconocí el lugar, era la vieja tienda de ropa de mi abuela, que más tarde
pasó a mi madre y ahí acabó su vida.
-¿Qué hacemos aquí?- le pregunté mientras ella abría las
puertas y luego volvía a bajar la persiana para que pareciera que estaba
cerrado.
-Jajaja, ayer se me ocurrió una cosita muy divertida.
Cristina empezó a sacar cosas de su mochila, entre ellas
ropa y tres cámaras. Salió al escaparate y coloco una cámara grabando la calle,
que en ese momento al estar cerrado grababa la persiana, la segunda también la
colocó en el escaparate pero grabando hacia dentro.
-¿Te ayudo?- le pregunté.
-Ponte eso- me dijo señalando la una blusa blanca, y un
conjunto de falda y americana azul que debía de haber encontrado en el armario
de mi madre.
En cuanto me lo
puse me preguntó –Ya que mamá lo va a tirar pues lo aprovechamos ahora jeje.
-Vale pero me explicas que vamos a hacer, o que…
Cris se acerco al escaparate y corrió las cortinas.
-Mira, tú te pones en el escaparate como un maniquí, ¡va!
Me puse en el escaparate cerrando las cortinas tras de
mí, ella se puso detrás cogiéndome el culo y pasándolo entre las cortinas, de
manera que desde dentro de la tienda solo se me veía el culo y desde fuera solo
se veía mi cuerpo vestido. Salió un momentito y abrió la persiana, desde dentro
la veía sonreír mientras me levantaba los pulgares como gesto de que lo hacía
bien. Entró y de pronto noté algo frio y de metal rondándome el trasero,
notando como algo cortaba mi falda y mi tanga.
-Tu quieta eh putita- me susurraba desde atrás.
Por mucho que me aguantaba no podía mantener la misma
expresión todo el rato, y más difícil me lo puso cuando empecé a notar sus
dedos pasando por mi coño, subiendo hasta mi ano y luego volviendo a su sitio,
a si lo hizo poco a poco durante unos minutos, de repente note su dedo haciendo
presión en mi ano. Inevitablemente mi cara cambió, pero aun así la gente que veía
pasar a través del cristal parecía no percatarse. Cristina empezó a lamerme el
culo mientras metía mas dedos en mi culo, poco a poco me movía sin poder
evitarlo de ningún modo.
-¡Quieta puta!- me dijo azotándome el trasero al darse
cuenta que me estaba moviendo.
Trate de
contenerme, pero la gente empezaba a mirarme y me ponía cada vez más nerviosa.
Entonces Cris me dio unos momentos de tregua, justo entonces mejoró mi
actuación de maniquí, tanto que hasta se acercaron dos mujeres acompañadas de
una niñita de unos 7 años, a través del cristal las podía escuchar.
-¿Esta tienda no estaba cerrada?- decía la más mayor de
ellas.
-Sí, a lo mejor solo la abren para liquidar existencias
decía la otra.
Se acercaron a la puerta, yo ya temía lo peor, pero
entonces dijeron, -Ah sí que está cerrado.
Cuando ya me había deshecho de mi Ama empecé a notar su
mano frotándome el coño. Las dos mujeres se centraron en el otro maniquí,
mientras la pequeña se quedo delante de mi mirándome la cara, yo ya no podía
más y verla mirándome me puso más nerviosa, pero justo antes de que la niña
dijera algo la cogió una de esas mujeres y se la llevó.
-¿Te miran mucho puta?- me preguntó Cris sin cesar su
masaje.
-La verdad es que no- dije susurrando y casi sin mover
los labios.
-Si vieran lo que yo, se acercarían más, ¿Te doy la
vuelta?...mejor no jeje.
Noté su lengua por mis muslos, recogiendo en su boca los
líquidos que sus masajitos me provocaban, y entonces de una sola embestida note
como me penetraba el coño con algo grande, probablemente era el consolador que
solía esconder en mi habitación, empezó a metérmelo y sacármelo con cierto
ritmo, de este modo se me hacía casi imposible mantenerme quieta.
Se me acercaron una pareja algo mayores que mi Ama, el
chico me miraba directamente a los ojos mientras tenia cogida a su chica por la
cintura, me miraba de forma enigmática, en cambio ella se puso a mirar mi ropa
y la del otro maniquí .
-Esta ropa es de vieja- le dijo ella a él antes de
marcharse abrazaditos.
-Ama, no creo que aguante más, ¿puedo entrar ya?
-Soy demasiado buena contigo pero bueno, ahora saldré a
cerrar, y hasta que no me enseñes el consolador no cerraré jeje.
-¿Cómo?-Pregunté pero ella ya no estaba dentro.
La vi mirando con los brazos cruzados, como si me
esperase, me adelante y me levante la falda enseñando el consolador colgando de
mi coño, con una sonrisa se acerco y pegando un salto agarro la persiana y la
bajó.
Entró riéndose a carcajadas, -Jajajaja, buena chica, te
daría una galleta pero no tengo.
-Gracias Ama- por fin salí del escaparate- ¿Volvemos a
casa?
-No sé, ahora mismo no se me ocurre nada más que hacer,
¿Alguna idea?
-Alguna…
-Cuéntame perra-me dijo sorprendida.
-¿Nunca has tenido la fantasía de tirarte a una
dependienta?
Se quedo un ratito mirando alrededor y pensando en algo, movía los labios como
diciendo algo en voz baja. Tras un rato moviéndose alrededor de la tienda dijo
–Vale va, ponte detrás del mostrador y yo haré ver que soy una clienta.- Se
dirigió a la puerta, y entonces hizo ver que acababa de entrar mirando a todos
los lados de la tienda.
-¿Le puedo ayudar en algo señorita?
-No gracias, de momento solo miro.
Me la quedé mirando un buen rato sin decir nada, ella se
iba paseando entre la poca ropa que quedaba en la tienda, y cogió un modelito y
se fue al probador, al poco rato la escuche gemir así que decidí entrar, aparte
la cortina y la vi tirada en el suelo desnuda y con la piernas abiertas.
-¿Pero qué está haciendo?- le dije tratando de
escandalizarme aunque mi cuerpo me pedía otra cosa.
Se levantó desnuda y se acercó a mí acorralándome en una
pared.
-¿Algún problema con lo que hago señora?- Cris me puso la
mano sobre mi pecho acariciándome.
-Señorita, este no es un lugar apropiado, además podría
verla cualquier otro cliente.
Me desabrocho la blusa, y me sonrió, poniéndose de
puntitas se acerco a mi oído y me dijo-La jefa ya sabe que vienes a trabajar
sin sujetador, jaja, se te ve en la cara que eres una putita.
Cris consiguió ponerme la piel de gallina con sus susurros,
además me puso muy cachonda y me inspiró para más.
-Señorita no le diga nada, haga lo que quiera conmigo
pero no hable con mi jefa.
-Claro que haré lo que quiera contigo- me dijo antes de
lamerme la cara de abajo a arriba de un solo lametón.
Puso su mano entre mis muslos y subió hasta notar mi
entrepierna desnuda, -Vaya, aquí abajo también.
Me colocó sus dos manos sobre mis hombros y me quitó la
americana y la blusa, yo solita me baje la falda con una sonrisa en los labios,
entonces con sus manos de nuevo en mis hombros me empujo hacia abajo para
arrodillarme ante ella, una vez estuve en esa posición, pasó su mano por mi
pelo acariciándomelo.
-Vamos a ver, ¿qué te puedo hacer para que no se te
olvide que has de llevar ropa interior para trabajar?
Le puse mi carita de niña buena pero ni si quiera me
miró, se agacho a coger una percha que tenía unos pantalones, los sacó y
poniéndose detrás de mí y atándome las manos a la espalda con ellos.
-Mira esta percha me ha dado una idea- Cris parecía que
realmente se divertía.
Cris agarró la percha y la acercó a mi pecho ajustando
las pinzas, las colocó atrapando con las dos mis pezones, me hacía mucho daño
pero ella solo se reía mientras sujetaba la percha y tiraba hacia ella, consiguiendo
así hacer que me inclinase, estiró tanto que las pinzas se soltaron,
produciendo un fuerte sonido como un “clack”, eso fue lo peor entonces ya no
pude evitar soltar unas lagrimitas de dolor.
-Mira que eres floja- me dijo sabiendo que se había
pasado mientras me acariciaba los pezones enrojecidos, cuando ella creyó que se
me había pasado el dolor me agarró la cabeza y dándose la vuelta me la pego a
su culo. Empecé a lamerle el coño
desesperadamente, me lo tome como una compensación por el dolor innecesario que
me había causado, ella gemía y gritaba de placer, empujándome cada vez más la
cabeza hacia atrás, llegó al punto en que me soltó la cabeza y solo me apretaba
con su trasero contra la pared, aunque me costara respirar seguí lamiendo, al
final cuando empezó a correrse apretó con fuerzas contra la pared, impidiéndome
respirar por unos instantes, tanto que llegué a asustarme, por suerte Cris se dio
cuenta y bajo la intensidad con la que me apretaba la cara. Se separó de mí, empezó
a vestirse, me desató y cuando ya me había vestido sin ropa interior (porque
sujetador no me puse y el tanga me lo rompió Cris) nos fuimos cerrando de nuevo la tienda, y
cogidas de la mano como buenas hermanas volvimos a casa.
Llegamos y Cris se encerró en su habitación durante unos veinte
minutos, mientras la esperaba tumbada en el sofá escuche su voz.
-¡Putita…!- dijo algo más que no escuché.
Me dirigí a su habitación y llamando a la puerta entré, -¿Ama
que has dicho?
-Que hicieras palomitas que vamos a ver una peli- lo dijo sin apartar la mirada de su
ordenador.
Estaba en la cocina preparándolas mientras, escuché ruidos
en el salón, cuando volví mi hermana me estaba esperando tumbada con el mando
en la mano.
-Dame las palomitas y ponte a cuatro patas mirando para
la tele, no quiero que te pierdas la película- me dijo sonriendo.
Me puse a mirar la tele, Cris aprovecho para poner los
pies sobre mis nalgas, la tele se encendió pero no era una película comercial,
era el video que habíamos grabado, en pantalla completa se me veía a mi
tratando de mantenerme quieta mientras que en un rincón había una pantallita
que enfocaba mi culo por detrás, así las dos vimos lo que nos perdimos en la
tienda: ella podía ver mi reacción a los toqueteos, y yo ver cómo reaccionaba
mi coño a sus roces y caricias, aunque ya lo intuía. Escuchaba a mi Ama reírse,
y de vez en cuando me preguntaba si me gustaba su regalo, a lo que le
contestaba afirmativamente, como recompensa me tiraba algunas palomitas al
suelo para picar un poco. El video estaba muy bien editado, no era de extrañar,
a mi hermana le interesó siempre el mundo audiovisual, era una experta en todo
tipo de programas de edición de imagen y video. Tras ver el video el día fue de
lo más normal, exceptuando algún que otro comentario de la gran colección de
videos porno que había protagonizado que me hizo mi Ama.
Como ya os he dicho antes, perdón por el retraso en este
relato, y como siempre Comentadme porque es la única manera de que mejore, y
más en este relato que he hecho algo rarito y me gustaría saber si os gustó, no
os gustó o hubierais cambiado algo. También
me gustaría saber si os gusta cómo va la saga, o si os aburro ya con tanta Tamara
xD, o si cambiaríais el comportamiento de algún personaje, o pondríais a
alguien, si queréis que aparezca más alguien, cualquier petición, venga va que
comentar es gratis aun, (toco madera, porque a lo mejor los recortes también llegan
aquí, quien dice euro por receta dice euro por comentario xD).
lunes, 28 de mayo de 2012
Alison, la chica misteriosa
Espero que os guste, es algo diferente a los demás es algo más lento y más largo, si se os ocurre un titulo ya me lo diréis.
PROLOGO:
Cuando cumplí los 22 años recibí el peor de mis regalos, mi hermana Cris decidió prepararme una fiesta ella y yo solas. Por la mañana recibí mi primer regalo, encontré a mi Ama estirada en la cama conmigo esperando a que abriera los ojos, y cuando los abrí, no me dio tiempo a decir buenos días, que ella me dio un beso en la boca, profundo e intenso, yo la abracé y ella con mucho cariño me puso la mano en mi nuca. Luego se separó y me dijo, felicidades preciosa. Yo aun no sabía qué día era, pero entonces lo recordé, pero cuando me di cuenta apareció Cris por la puerta con una tarta y 22 velitas encendidas.
Cuando cumplí los 22 años recibí el peor de mis regalos, mi hermana Cris decidió prepararme una fiesta ella y yo solas. Por la mañana recibí mi primer regalo, encontré a mi Ama estirada en la cama conmigo esperando a que abriera los ojos, y cuando los abrí, no me dio tiempo a decir buenos días, que ella me dio un beso en la boca, profundo e intenso, yo la abracé y ella con mucho cariño me puso la mano en mi nuca. Luego se separó y me dijo, felicidades preciosa. Yo aun no sabía qué día era, pero entonces lo recordé, pero cuando me di cuenta apareció Cris por la puerta con una tarta y 22 velitas encendidas.
-¿P…Pero Cris, porque?- le
pregunté intrigada, los dos cumpleaños anteriores los pasé como un día normal,
o incluso trabajando el doble para satisfacer a mi hermana.
-Porque quiero- dijo con
ese tono autoritario que había conseguido perfeccionar en estos años- Vamos
coge el pastel y vamos al comedor que tenemos que hablar de una cosa.
No estaba segura, pero ya
sabía que pasaba algo malo, quizás me castigaría porque últimamente estaba algo
ausente, sobretodo este año que estuve algo liada con el maldito trabajo de
final de carrera. Me fui al salón con la cabeza agachada, aunque Cris me
sonreía y eso me hacía sentir más segura. Mientras mi hermana me cantaba el
cumpleaños feliz, en su cara se notaba que estaba triste, entonces cuando sople
las velas me cogió de la mano y me dijo.
-Tamara, yo…lo siento
mucho, pero lo hago por tu bien, tienes que dejar de ser mi es…clava.- no tuvo
suficiente fuerza para decírmelo mientras me miraba a los ojos-.
Yo solo rompí a llorar,
mientras la miraba intentándole dar pena, pero ella seguía sin dirigirme la
mirada.
-Mira Tamara-dijo muy
seria- tu ya tienes 22 años y no puedes ser toda la vida el juguetito de una
niña, tendrías que salir con alguien, con quien quieras, a demás ahora tendrías
que buscarte un trabajo y no puedo…
-Por favor, Ama.
-No soy tu Ama, soy tu
hermana-Cris se levantó y me abrazó, apretándome la cabeza contra su cuerpo con
suavidad- no llores hermanita.
Esta fue la terrible
desgracia que me amargó todo los cumpleaños siguientes, durante un año estuve
evitando a mi hermana, luego me ofrecieron un trabajo en una universidad de
ciencias sociales, como profesora de estadística, lo mejor de todo era que entre
la ciudad de mi nuevo trabajo y mi casa había más de 700 km.
El trabajo de profesora
adjunta me mantenía ocupada, solo salía algún sábado con las compañeras de
piso. Una de estas me presento a Sergio, un chico dos años mayor, era alto muy
guapo con el pelo muy oscuro, algo largo y un poco ondulado, bastante delgadito
y trabajaba para una famosa multinacional, se encargaba de los proyectos de gestión medioambiental de la ciudad y,
como yo, se había ido de casa de sus padres por trabajo. Encajamos muy rápido, en poco tiempo le cogí
mucho cariño, pero nada comparado con mi hermana, tras estar saliendo durante 5
años, luego nos casamos.
La boda fue muy
complicada para mí, sobre todo al ver a mi hermana con su novio, me lo
presentó, y yo con mucha rabia tuve que “alegrarme por ella”, en toda la
ceremonia no le quite ojo, y en el banquete lo mismo. El segundo baile se lo
reserve a ella, mientras bailaba con ella le pregunté por su chico, y
susurrándome al oído me dijo que era muy feliz y que parecía que yo también, le
di la razón pero no me vi capaz de decirle lo mucho que la añoraba.
Poco después de mi
segundo aniversario, me quede embarazada. Durante ese tiempo mi familia me
visitaron más de una vez, y también los fui a ver yo otras veces. Pero la
última vez que los vi fue cuando mi niña tenía 3 meses.
Cogí la baja de
maternidad, pero luego dejé el trabajo de profesora, con el sueldo de mi marido
nos bastaba, pero más tarde cogí un trabajo en la biblioteca de la misma
universidad, solo iba media jornada, pero cobraba lo suficiente y más para pagar
la guardería y a una canguro que me cuidaba al bebé por las tardes y algunos
fines de semana.
Me levanté a media noche
porque Sandra estaba llorando, me asusté bastante, mi niña no solía llorar, al
principio lloraba cada noche, pero desde que cumplió el año no había llorado
más por la noche. Mientras sujetaba al bebe entre mis brazos, me miraba en el
espejo, recordaba mi cuerpo de joven, la niña paró de llorar pero yo aun seguía
abrazándola, entonces la que necesitaba el abrazo era yo. Aunque seguía teniendo un cuerpo que muchas
envidiaban, mi figura quedó algo distorsionada por culpa del parto. Me volví a la cama, me metí y me abracé por
detrás a Sergio, mi marido, y le susurré.
-Cariño, la niña estaba
llorando…
El se giró y me abrazó,
yo le empecé a restregarme con él, a besarle, le acariciaba el pecho, y como
muchas otras noches, me rechazó porque tenía que trabajar a la mañana
siguiente. Enfadad y dándole la espalda me dormí.
Me levanté tarde, me puse
a desayunar algo mientras le daba a Sandra un biberón, era una nena muy
tranquila, sobre todo a la hora de
comer. Cómo ya era tarde decidí no llevar a Sandra a la guardería, poco
a poco se me fue escapando el día hasta que sin darme cuenta ya habíamos comido
y se acercaba la hora de irme a trabajar. Sobre las tres en punto, como
siempre, llamó al timbre la canguro, Carla era una chica de 21 años de mi
altura, algo rellenita, y con el pelo ondulado y negro. Llevaba cuidando a la
niña unos seis meses, pero nos llevábamos muy bien con ellas y Sandra la
adoraba, muchas noches la invitamos a cenar y si se hacía tarde la dejábamos
dormir en casa.
Cómo era muy temprano,
nos tomamos un café mientras charlábamos sobre la niña, aparte de otras
cosas. Salí escopeteada, con una falda estilo tubo de color beige, una
blusa algo escotada de color granate y una chaqueta de un botón a juego con la
falda. Llegué 5 minutos antes de mi hora, a las cuatro en punto me senté en el
mostrador de la biblioteca y me puse a atender a la gente que devolvía libros o
me preguntaba cualquier duda, pero la gran mayoría de tiempo me lo pasaba
dibujando cosas que veía pasar, al acabar la jornada solía llevarme a casa
cuatro o cinco hojas llenas de mis dibujos, había días que dibujaba la grapadora,
otros a lo mejor dibujaba a mi hija en la cuna, o en otoño dibujaba la acera
del campus llena de arboles con las hojas marchitas. La tarde había sido algo
aburrida, aun no era época de exámenes y en la biblioteca solo venia la gente a
coger libros, y luego irse, además la
maquina que se encargaba de alquilarlos se estropeó la semana anterior, así que
yo tenía que hacerlo personalmente, cosa que hacia la tarde aun más aburrida.
Se acercaban las nueve, y
quería irme a casa, pero a 5 minutos de las nueve una chica joven entró y se
fue directamente a una de las estanterías de psicología. Cómo era la última
chica que quedaba no le quité el ojo de encima. Tenía el pelo liso y oscuro, el
cabello le llegaba hasta media espalda y con cada paso se le movía de una forma
muy sugerente, parecía más alta que yo pero más o menos de mi peso. Pero lo que
más me llamó la atención fueron esas gafas de pasta negras que encerraban unos
ojos marrón oscuro que cuando me miraban me hacían temblar, y sus labios rojos
que destacaban mucho debido a su piel pálida. Ella tardó más de lo necesario en
buscar el libro que buscaba, mientras tanto se divertía mirándome directamente
a los ojos, y cuando yo por vergüenza desviaba la mirada avergonzada ella
sonreía, tenía una sonrisa mezquina. Entonces trajo un libro con un título
larguísimo, algo sobre psicología femenina. No me prestaba mucha atención mientras
me daba el libro.
Con una voz ronca, y
flojita le dije-¿Me prestas el carnet?
A lo que me respondió con
una voz suave pero firme- ¿Qué?
-¿Podrías darme tu carnet
de la biblioteca?- dije esta vez con voz más suave.
Sacó la cartera de su
bolso, y mientras yo extendía el brazo para coger su carné, lo dejo encima de
la mesa, aguantándome la mirada, y al ver que no podía mantenérsela sonrió. Lo
cogí y mirando más la foto que el resto, empecé a teclear en el ordenador el
código de barras del libro.
-Tengo algo de prisa- me
dijo poniéndome más nerviosa aun.
Deje el carnet en la mesa
para que lo recogiera, mientras esperaba a que la impresora me diera el ticket,
se lo extendí y arrancándomelo de las manos con una sonrisa de oreja a oreja se
dio la vuelta y se fue, mientras se iba el sonido de sus tacones en el suelo me
embobó un poco, pero cuando la puerta se cerró pensé: ¿Qué ha pasado? Y luego me
di cuenta que ya eran las nueve y poco. Me levante y fui a buscar mi chaqueta,
y cuando deje el bolso sobre la mesa para buscar las llaves del coche vi el
carnet de la chica, lo cogí y susurré –Alison…- por suerte en la otra cara
ponía la dirección de su casa, su teléfono y lo que estaba estudiando. Me lo
quedé mirando más tiempo del necesario.
Alison Meyer, ponía junto
a la fotografía que parecía provocarme. Decidí devolvérselo, me fui al coche y
me fui a su casa. Solo veía casas adosadas, y chalets, hasta que llegué a la
dirección indicada, era la última de la calle, y también la más grande. Detuve
el coche delante de una inmensa puerta de hierro forjado por donde
tranquilamente podrían pasar dos coches
a la vez. Salí del coche sin saber del cierto porque había ido hasta las
afueras para devolver un carnet a una chica que ni siquiera conocía, pero llame
al telefonillo, entonces la cámara de encima empezó a moverse buscándome, en
cuanto me encontró una voz algo distorsionada me preguntó con desgana, -¿Y tú
quien eres?
No sabía si me había
equivocado de casa o no se acordaba de mí, pero como iba a olvidarse de mí si
me había visto hace menos de una hora.
-Te he preguntado que
quien eres- dijo la voz interrumpiendo mis pensamientos.
-Soy la bibliotecaria, te
dejaste el carnet en la mesa.
Entonces se abrió la
puerta, entré algo intimidada por tanto lujo, en cuanto me acerqué a la puerta
la vi a ella con una especie de quimono de seda pero más corto, se le veían
medias piernas, plantada en medio de la puerta con una sonrisa muy
tranquilizadora.
-Buenas noches
bibliotecaria- dijo con cierto calor en su voz.
-Me llamo Tamara-dije
algo flojo.
-Por favor pasa- me dijo
Alison haciéndome un gesto para que entrara.
Me quedé de pie en ese
enorme recibidor esperando a que me guiara, pasó por delante de mí sin hacerme
ningún gesto, ni si quiera una mísera palabra, pero pillé la indirecta y la
seguí de muy cerca, podía percibir su aroma a jazmín y miel, olía diferente que
cuando la vi en la biblioteca. Entonces Alison paró en seco, casi de golpe tuve
que parar para no chocar con ella, pude ver como sonreía, pero cuando se dio la
vuelta estaba seria y me dijo -Por favor siéntate donde quieras- mientras
señalaba el salón. Miré a mi alrededor había un sillón de piel blanco, que
parecía de lo más confortable, un par de
sofás del mismo estilo y una mesa grande con diez sillas a su alrededor, me
senté en el sofá más próximo al sillón pero ella se sentó a mi lado.
-¿Por qué te has tomado
tantas molestias para devolverme el carnet?-
me dijo mirándome de arriba abajo.
-Es lo mínimo que podía
hacer, además me venía de paso- pero yo tampoco sabía del cierto porque fui.
-Podrías haber llamado,
mi número viene en el carnet.
-No pensé en eso.
-Gracias de todos modos,
¿quieres tomar algo?
-No gracias.
-Por favor insisto, es lo
mínimo que puedo hacer- dijo repitiendo el tono de mi voz.
-Tomaré una tila, si
tienes- realmente me sentía muy nerviosa.
Se levantó y se fue, me
ponía histérica esa actitud suya de irse sin dirigirme la palabra, pero cuando
volvió con una bandejita con dos tazas de porcelana blanca se me pasaron todas
las tonterías.
-Gracias, Alison-
Conteste muy nerviosa.
-Vaya… de nada-me dijo
mientras me daba la tacita.
Durante unos instantes de
tiempo nos quedamos calladas removiendo la tila, ella sonreía pero yo sentía
una necesidad irrefrenable de hablar para romper ese incomodo silencio.
-Toma el carnet, antes de
que se me olvide-lo saqué de mi bolso y lo deje sobre la mesa- veo que estudias
algo relacionado con psicología, si yo no fuera de números me hubiera gustado
estudiar psicología porque…-estaba nerviosa, y no podía parar de hablar.
-Sí-me cortó ella- estoy
estudiando un postgrado de autoestima y habilidades sociales para niños y
adolescentes, es algo interesante, ¿y tú como es que has acabado de
bibliotecaria?
-Veras yo antes daba
clases de matemáticas en los primeros cursos, pero ahora tengo una niña y no
podía hacer la jornada completa, y los de la universidad me enchufaron, jeje.
Ella asentía mientras me
miraba muy atenta.-Porque tú que debes tener treinta y pocos, ¿no?- justo al
decir no, sonrió, sabiendo perfectamente que no era verdad.
-No, cumpliré los treinta
a finales de año- estaba muy avergonzada, agache la cabeza y miré mi cuerpo, al
menos a mi no me parecía tan viejo.
-Yo tengo 26, pero ya lo
debes saber pone mi fecha de nacimiento
-Sí ya lo miré- es más me
sabía el carnet de memoria, ¿tanto se me notaba?
Me quedé pensando un
rato, pero ella me analizaba con la mirada, cada vez estaba más nerviosa.
-Perdona, el baño-Estaba
tan nerviosa que me habían entrado ganas de hacer pis.
Me indico con las manos
las escaleras-Sube, la tercera puerta a la derecha, pero no tardes eh-Me dijo
guiñando el ojo.
Subí corriendo las
escaleras, y me metí corriendo al baño. Me senté en la taza y mientras hacía
pipí miraba a mí alrededor, me llamo la atención una bañera con patas doradas,
parecía antigua y cara. Mientras me lavaba las manos, me miraba en el espejo y
pensaba que estaba haciendo aquí, pero rápido volví a bajar escopeteada.
-Bueno Alison, yo tendría
que irme a casa, todo un placer.
Se levanto y me llevó
hasta la puerta, sin decirme nada.
-Por cierto, la casa es
preciosa.
-Gracias-Cerró la puerta
y me fui a casa extrañada.
Llegué a casa, la niñera
se quejó un poco porque llegue algo tarde pero le dije que fue una urgencia y
que se lo pagaría, al irse me volví a disculpar. Preparé una cena en menos de
media hora y la preparé para cuando llegara Sergio, como casi cada noche devoramos la cena casi
sin hablarnos y nos metimos en la cama, pero esa noche yo tenía ganas de echar
un polvo, ni que fuera uno rápido, pero como de costumbre me rechazó porque
estaba muy cansado.
Esas dos semanas fueron
muy pero que muy aburrida, el trabajo como siempre pero al llegar a casa como
siempre Sergio me rechazaba, y a mí me costaba mucho aguantarme, las duchas de
la mañana empezaron a darse con agua fría para mantener mis pensamientos
controlados. Por otro lado pensaba que cuanto más esperase, mejor sería la
recompensa.
Entonces llegó el
viernes, con una sonrisa en la cara me fui a trabajar, me fui andando porque
Sergio me prometió pasar a buscarme y llevarme a cenar, al llegar me senté en
mi mostrador. Ese día llevaba una falda estilo tulipán, blanca a rallas negras
como las de una cebra, que me llegaba casi hasta las rodillas, me gustaban
mucho mis piernas y a la mínima que hacia algo de calor aprovechaba para
ponerme estos modelitos, y arriba una camiseta con el cuello ancho y redondo de
un azul grisáceo. Se notaba mucho que era viernes, la biblioteca estaba
desierta, en toda la tarde expedí tan solo 12 libros. Pero cuando se acercaba
la hora de cerrar Alison abrió la puerta y se dirigió directamente hasta el
mostrador.
-Hola Tamara, ¿Cómo
estás?
-Bien Alison- pensé en
invitarla a tomar un café, para compensar lo del otro día, me coloqué mejor en
la silla, para que me viera mejor, mientras pensaba como preguntárselo.
-¿Me puedes hacer un
favor?- me dijo poniendo una carita de niña buena.
-Lo que tú quieras-
respondí rápido y algo desesperada.
-Acompáñame a la sección de literatura, quiero que me
ayudes a buscar una novela, y como vais a cerrar dentro de poco si me acompañas
lo encontrare antes.
-Dime el título y te lo
busco.
-Es que no lo sé, si lo
viera lo sabría, pero sé más o menos de que va.
Me levanté y la seguí
hasta las estanterías del fondo, total no había nadie más en la biblioteca…
Mientras ella miraba los lomos de los libros leyendo los títulos me iba
diciendo.
-Es un libro
romántico-hablaba poco a poco, pero sus palabras parecían ya ensayadas- Va de
una chica de bastante buena figura y muy mona., de unos veinte-largos.
Desvió la mirada de las
portadas de los libros y se me quedó mirando. - No
tiene miedo a expresar lo que realmente siente y se sincera con la otra
protagonista, pero tiene miedo porque sabe que aunque se abra a ella, puede no
conseguir lo que quiere pero no le importa, porque es una chica decidida y sabe
lo que quiere sin pensar en si conseguirá lo que quiere o no.
-¿Es una historia de una chica
que ama a otra y lo daría todo por ella aunque no sea correspondida?- le
pregunté esperando la respuesta.
-Exacto, ¿conoces algún libro?
-No, pero la historia me suena
mucho.
-¿En serio?- dijo algo
descolocada- ¿Por qué no te pasas por mi casa y me la cuentas?
-La verdad es que…-dudé un
momento- no he traído el coche, y tú casa queda algo retirada.
-No pasa nada yo te llevó, estoy
muy interesada en esa historieta.
Titubee un poco –Ves saliendo que
tengo que hacer un par de trámites, y ahora vengo…
En cuanto salió por la puerta
saqué mi móvil y llamé a Sergio.
-Cariño, ¿donde estas?, ¿te falta
mucho?- la respuesta tenía que ser que sí.
-Veras cielo- me dijo con voz
apagada- la cosa es que como mínimo me quedan dos horas de trabajo, perdona ya
sé que te lo juré.
-¿Cómo?, otra vez –en realidad me
venía de perlas- a mí me da igual si
vienes o no, ya discutiremos cuando llegué a casa, si llegó porque me tienes
harta- colgué y apagué el móvil.
Salí a reencontrarme con Alison,
pero no la vi en la puerta, en cuanto mire a ambos lados, y al no verla me
asusté un poco, pero entonces un mercedes deportivo de color rojo, y bajando la
ventana apareció Alison -vamos sube. Me
fui a la puerta del copiloto, cuando me disponía a tirar de la puerta esta se
abrió hacia arriba (puerta alas de gaviota), y pegue un bote asustada.
-Jajaja, a todos les pasa lo
mismo la primera vez, va sube.
Entre, y cerré la puerta, me
costó pero lo conseguí, la tapicería también era roja, muy bonito todo.
-Que coche más bonito tienes.
-Es un mercedes SLS AMG Coupé- me
dijo mientras conducía- es muy bonito pero lo malo es que es un biplaza, este
es que uso para venir a clase.
-Bueno yo no sé mucho de coches,
lo único que sé del mío es la marca y el color, jeje.
Llegamos a su casa, me llevó de
nuevo a ese gigantesco salón, solo que esta vez ella se sentó en su sillón.
Como estábamos algo calladas ella dijo de golpe.
-Vamos ¿a qué esperas para
contarme esa historia?
-Pues es la historia de una chica
de 14 años que seduce a una de 19…
-Y eso no tiene nada que ver con
la historia que buscaba.
-Perdona pero si tiene algo que
ver-dije algo quisquillosa- la cosa es que esas dos chicas son hermanas y al
principio la chica más joven presionaba a la mayor, pero al poco tiempo la
hermana mayor se dio cuenta que su hermanita le aportaba cosas que nadie le
había dado –mientras miraba a los ojos a Alison recordaba a Cris.
-¿Y qué clase de relación tenían
estas dos hermanas?- me preguntó curiosa.
-La verdad es que era una
relación extraña- respondí sonriendo- al principio era algo solamente físico,
con castigos y sexo duro, pero poco a poco se fue convirtiendo hasta algo que
no se puede describir con palabras…
-Así que era una especie de juego
de roles- dijo algo extrañada.
-¡No, para nada!, no era un juego
de roles, la mayor confiaba plenamente en su hermana, tanto como para ofrecerle
su libertad, aunque al principio le costara.
-No sé porque pero me parece que
la historia no tiene final feliz.
-Si bueno Cristina le dijo a su
hermana que no podían seguir viéndose, justo cuando esta acabó la universidad.
-Perdona, ¿Cristina es…?
-Mi…la hermana menor- intenté
disimular, pero ya había metido la pata hasta el fondo.
-Que historia tan buena- dijo
sonriendo como si no me hubiera oído- ¿y Tamara que hizo luego?
-Pues se fue a otra ciudad, se
busco un trabajo, se casó, tuvo hijos y centro la cabeza.
-¿Pero ella sigue pensando en su
hermana por las noches?
-Sí…supongo-dije tímida.
-¿Cuándo hace el amor con su
marido piensa en ella?- me dijo mirándome con su sonrisa mezquina.
-A veces… pero ella quiere a su
marido, pero no le aporta todo lo que ella necesita.
-Cristina tiene novio, ¿verdad?
-Sí –dije irritada.
- ¿Y la idea te tiene muy
amargada?
-No, estábamos hablando de una
historia ficticia, yo no…
-No soy tonta Tamara, has dicho
mi hermana, luego te has referido a esa chica como Tamara, y es más eso que te
asoma por el tobillo diría que es un tatuaje ¿no?
-Sí- conteste algo seca.
-¿Y pone Cristina?
-Sí, pone Cris.
-Dime ¿por qué has venido aquí?,
¿acaso quieres que substituya a tu hermana?
Me callé y miré a la mesa del
salón.
-No sé qué pensar de ti, no sé
seguro si eres una casada aburrida que se ha inventado una historieta y a los
dos días me dejarías, o eres una chica perfecta- dijo sonriéndome.
-¡Te lo puedo probar, mi hermana
debe tener miles de fotos y videos míos!
-Hay millones de videos en
internet y si busco bien podría llegar a encontrar a alguien que se te parezca,
tienes un cuerpo muy común.
Levantándome del sofá, y
arrodillándome delante de ella le pedí una oportunidad para demostrarle que era
capaz de complacerla.
-Vamos ya que estas aquí la
tendrás- me miro la ropa.
Me levanté y mirándola me quité
la camiseta y la falda, quedándome en tanguita y sujetador delante de ella, a
lo que con voz autoritaria pero muy cálida me dijo –Esto no es un desfile de
moda.
Me quite el tanga, el sujetador y
los zapatitos de tacón, la chica se levantó y dio un par de vueltas a mi
alrededor, y con la mano me empujó un poco para apartarme de delante de su
sillón, al ser más alta y llevar zapatos de tacón parecía mucho más alta.
-Separa las piernas y
flexiónalas, pon las manos detrás de la cabeza.
Era un postura muy incómoda pero,
la adopte rápidamente, se fue a una de las estanterías y me puso un pesado
libro en la cabeza. Yo siempre tuve poco equilibrio, y me costó mucho encontrar
la pose más estable, en cuanto la conseguí me distrajo su voz.
-Dame más detalles de tu relación
con tu hermana.
-Pues ella era virgen cuando
empezó a dominarme….
Ella estaba detrás de mí cuando
note dos uñas rozando levemente mi espalda y mis glúteos.
-…Conmigo tuvo su primer orgasmo,
y como vivíamos las dos solas en casa pues podía tenerme como esclava las
veinticuatro horas del día.
Entonces la vi pasar por delante
de mí y asintiendo dijo- Me parece impresionante Tamara.
Se me cayó el libro justo en mi
pie- Aaaah.
Alison me miró decepcionada
mientras me agachaba a recoger el libro, entonces vi que se fue a su bolso y
saco un billete de veinte euros, y sin darme tiempo a hacerle ninguna pregunta
me los dio.
-Toma, ahora llamaré aun
taxi-agarró toda mi ropa, y haciendo una pelota la tiró por la puerta
haciéndome un gestó para que siguiera el mismo camino.
Una vez desnuda en su puerta y casi
llorando le pregunte -¿Por qué, es que no te gusto?
-Me has encantado, pero si no
eres capaz ni de sujetar un libro…
-Déjame que te demuestre de lo
que soy capaz.
-Tranquila ya lo harás- Con una sonrisa en la
boca y con un gesto firme me indico que me fuera aunque no parecía enfadada.
Recogí mi ropa y me vestí rápido,
no me moví de la puerta en un rato esperando a que saliera a por mí, pero no
pasó nada. Me fui andando hasta la valla y como Alison prometió estaba el taxi
esperándome. Me llevo a casa, el viaje se me hizo cortísimo, al llegar pague
con el billete que me dio y le deje el cambio al taxista, entre a casa con una
cara larga, al escucharme Carla se levantó a recibirme.
-¿Vienes sola?- dijo con voz
dormida.
-Sí, Sergio está trabajando,
bueno, que te debemos, de toda la semana.
-Buff, no lo sé seguro.
-¿Te quieres venir a comer mañana
y lo ajustamos?
-Gracias Tamara.
-Bueno ¿la niña se ha dormido
bien?
-Sí como casi siempre.
-Me voy a dar una duchita y así
me voy a dormir que vengo algo cansada, hasta mañana.
Carla se fue y yo me fui a mi
habitación, me desnudé delante del espejo mirando mi cuerpo y luego me metí en
la ducha, deje correr el agua por mi cuerpo, sin mojarme el pelo. Entonces me
recorrí los pechos con las uñas como había hecho Alison con mi espalda, casi al
instante se me erizaron los pezones y mis manos fueron bajando hasta mi
entrepierna donde me empecé a acariciar. No recordaba la última vez que m había
masturbado, pero en ese momento me sentía muy bien, la ducha no fue muy larga,
ya que me corrí en menos de quince minutos. En cuanto salí me di un par de cremitas, me
puse el pijama corto y me metí sola en la cama de matrimonio, no pare de dar vueltas
en la cama, no paraba de hacerme preguntas, y ninguna tenía respuesta.
Por favor comentad que aun es gratis XD, quiero saber vuestra opinion si os gusta o no, y quiero un título.
domingo, 6 de mayo de 2012
Mi hermana, mi ama (10)
Me desperté sobre las 10,
mi hermana me tenía abrazada, apretando bien fuerte sus pechos a mi espalda,
sabía que debía ir a prepararle el desayuno, pero con la escusa de no
despertarla me deje abrazar y volví a cerrar los ojos para dormirme. Me
despertó una mano de manera brusca mi cabellera enredada, aun estaba sucia d la
gran fiesta del día anterior.
-¿Putita, estas despierta?-
aun que sabía perfectamente que me había despertado.
-Sí, ama- le dije con voz
apagada- ¿Quieres que te prepare el desayuno?
-Claro- me dijo Cris
empujándome con un pie.
Caí de la cama
completamente desnuda, me tiró de culo y me hizo daño, pero como si nada salí
de la habitación gateando, mientras por el espejo veía observar mi trasero
moviéndose de un lado a otro. Al llegar a la cocina me puse en pie y me puse a
prepararle el desayuno a Cristina todo lo rápido que pude, y corriendo le lleve
una bandeja con todo a la habitación. Cuando entre no había nadie en la cama,
fui a dejar la bandeja encima de la mesita de noche mientras intrigada
preguntaba,-¿Cris, te dejo la bandeja aquí?-. No había dejado aún la bandejita,
que del armario de al lado salió mi hermanita dando un grito. Me asustó tanto
que di un salto tirando la leche y el zumo, y las galletas.
-Jajajaja, que perrita
más asustadiza, mira como lo has dejado todo, ahora vas a tener que limpiar la
habitación, pero antes tráeme un vasito de zumo, que no tengo hambre.
Me puse a pensar si lo
había hecho por reírse de mí, porque no quería desayuna o solo por
aburrimiento, le lleve un vasito de zumo. Ella estaba en la cama, tapada por la
sabana y en el suelo sus braguitas.
-Vamos, comete tu
desayuno- decía riéndose.
Me puse a 4 patas,
acerqué mi cara a los restos del desayuno de Cris, con los dientes aparté las
braguitas y sacando la lengua empecé a lamer la mezcla de zumo con leche,
intentando no cortarme con los restos de la tacita. Supuse que era la mezcla
pero eso estaba asqueroso, no sabía ni a leche ni a zumo, tenía un extraño
sabor salado, cosa que me extraño, pero seguí sin hacer preguntas, luego como
pude me metí las galletas en la boca, también estaban bañadas en ese asqueroso
liquido. Aún con la boca llena, mi hermana paso su mano por mi lomo haciendo
que la mirara, y entonces con un gesto me invito a subirme a la cama. Una vez
junto a ella, y cuando ya me trague las pastitas, se levantó la sabana.
-Vamos perrita que te lo
has ganado- me dijo haciendo referencia a su coño.
Me acerqué a su chocho,
prácticamente pegando mi cara a él, saque la lengua, quería saborear ese
momento, rocé con la puntita la parte más baja de su coñito, me recordó el
sabor de la comida del suelo, solo cuando alcé la mirada y la miré con cara
entre asqueada y asustada.
-Jaja, lo siento no me
dio tiempo a llegar al váter, ¿algún problema?- me dijo autoritaria.
-No ama, ¿pero porque no
me lo has dicho?
-Me gusta mucho esa cara
de puta inocente que pones cuando te hago estas putadas, hablas demasiado…
Cuando me predisponía a
volverle a lamer el coño, me echó de la cama de un empujón.
-Otro día que te quedaras
sin sexo por culpa de hablar demasiado- me dijo poco a poco y disfrutando cada
una de sus palabras.
-Pero ama…yo, por favor-grité
como una niña pequeña a quien no le dejan comer helado.
No me dijo nada, solo me
miro fijamente hasta que me hizo callar, entonces se levantó y me dejó sola
sentada en la cama mientras ella se iba a la ducha. Mientras ella se duchaba yo
acabé de limpiar la habitación y hice la cama. Para cuando ella salió de la
ducha, fui corriendo y le pedí perdón otra vez.
-No me pidas perdón, so-puta,
dame una razón para que te perdone.
Abrí la boca para decir
algo, pero preferí no decir nada a que
mi hermana se enfadara de nuevo. Cris me cerró la boca con la mano y me dijo, dúchate
y piénsatelo. Entré al baño, me había preparado unas toallas y llenado la
bañera. No me dio buena espina, sobre todo por lo que me había hecho con el
desayuno. Me metí poco a poco, el agua estaba ardiendo y olía a jazmín, estuve un
rato relajada y luego me duche y lavé el pelo varias veces, aun así no me
sentía limpia. Cuando salí me sequé y no me puse nada y busqué a mi hermana por
la casa, la encontré en mi habitación hurgando en mis armarios.
-¿Ama?...-dije flojito
para que viera que estaba ahí.
Pasó de mí y siguió rebuscando
en mis armarios.
-Creo que te puedo
compensar…-le dije orgullosa.
Se sentó encima de mi
cama y cruzó las piernas, aunque llevara un pijama era una imagen que me
resultaba realmente excitante.
-Pues…-empecé a
balbucear- el otro día me enviaron un correo las dos chicas que me dominaron
por carnaval, y bueno, podrías llamarles y hablar con ellas…
-¿No crees que me lo tendrías
que haber dicho cuando te llego el correo?
-Pero me…-aunque le quería
reprochar me calle porque temía otro castigo.
-Bueno, tienes suerte que
estoy de buen humor- puso su carita de niña buena sonriendo.- Dame su número.
Le traje mi móvil –Está a
nombre de Samanta.
Se levantó y se puso a
andar en círculos, mientras esperaba que Samanta le cogiera el teléfono.
-Hola –dijo con una voz interesante.
-Bueno no es tan
temprano, son las doce…Bueno da igual… Si has estado follando toda la noche con
tu novia no es mi culpa, ¿recuerdas a Tamara?- a partir de ahí la cara de Cris.
-Mira tengo una oferta
para ti, te la envío esta noche ¿y a cambio que me das?,… vale, te la enviare
mejor por la tarde, te la dejo, pero la quiero a las 12 en casa.- me tiró el móvil
y me dijo habla con ella perra.
-¿Samanta?- pregunte aun
sabiendo que era ella.
-Hola bonita, hoy quedaremos
en casa de un familiar de Alba, tranquila estaremos solas, pero es más intimo,
(me dio la dirección) te esperamos allí, y ven sin ropa interior.
Estaba ansiosa, y mi
hermana más, no sé porque pero tenía ganas de que me fuera, nada más acabar de
comer me hizo fuera. Cogí el coche y tras unos 2º minutos llegué a las afueras
de un pueblo cercano, había ido alguna vez a ese pueblo, era un pueblo pequeño,
con poca gente y casi todos mayores. Al llegar a la puerta de un dúplex paré el
coche y me baje me acerqué a la puerta y llame al timbre, se escuchaba la voz
de Alba, al poco rato me abrió, solo llevaba un pantaloncito corto, me quede embobada
mirándole las tetas.
-Ya ha llegado- gritó Alba-
espéranos en el salón, y desnúdate.
Mientras me desnudaba vi
en el salón un montón de consoladores de todas formas y colores, agarré uno que
era transparente y con curvas, estaba húmedo, mientras esperaba desnuda empecé
a lamerlo. Lo habían usado hace poco, y sabía delicioso.
Cuando me quise dar
cuenta bajaron desnudas por las escaleras Samanta, Alba y tres chicas más que
no conocía, además llevaban unos antifaces. Cuando las vi, no sabía si eran
amigas de Alba y Samanta, u otras perras, pero de la forma en que me miraban
deduje que serian también mis amas.
-Ese es mi consolador-dijo
Samanta riéndose y señalándome el trozo de plástico que tenía en la boca.
Lo dejé en la mesa de
nuevo, y me arrodille ante mis 5 amas.
-¿A qué hora te irás?- me
dijo Samanta agarrándome de la barbilla y mirándome a los ojos.
-A las 11 y media ama.
Todas las chicas dirigieron
la mirada al reloj de pie que había en un rincón del salón que marcaba las 6 en
punto.
-No perdamos el tiempo-
dijo la más alta de las enmascaradas, poniéndose por delante de Samanta.
Me cogió por el pelo, y
casi sin forzarme me puso la cara entre sus piernas. Cristina me había dejado
con muchas ganas, y yo lamia ansiosa.
-Eeehh- se escuchaba a
todas decir mientras se acercaban a aprovecharse de mí.
Se colocaron Alba y
Samanta una a cada lado, Samanta me cogió la mano y se la puso en la entrada de
su vagina, entonces yo hice lo mismo con la otra mano y con Alba. Aunque me
costaba llevar tres ritmos a la vez, disfrutaba del morbo de dar placer a tres
chicas a la vez. Estaba de rodillas pero con el culo en pompa, la fuerza que
hacia aquella desconocida sobre mi cabellera evitaba que me cayera, aunque me
doliera lo necesitaba para no darme de morros contra el suelo. Perdí de vista a
las otras dos chicas, pero notaba sus manos toqueteando mi culo, y la entrada
de mi coño. Entre los gemidos de las tres chicas y que tenía la mente metida en
otra cosa no lograba escuchar la conversa que tenían esas dos desconocidas. De
repente note entrando en mi culo un enorme consolador, grité, pero no se oyó
mucho porque tenía la boca llena con el coño de aquella chica, tras este
primero entró otro en mi coño, y tras este dos más.
Detrás de mi escuche sus
voces diciendo, dios mira que puta, esta tan mojada…
Tenía el coño lleno, pero
eso no les bastaba, tras esto empezaron a lamerme el coño, sus lenguas se
cruzaban en mi coño. Ya no podía más me iba a correr.
-Por favor, amas ¿puedo
correrme?- pregunte entre jadeos.
Alba y Samanta no me
hicieron caso porque se estaban besando mientras yo las masturbaba con mis
manos, y las dos chica de mi coño aceleraron el ritmo, y la chica a quien le
lamia el coño, solo me agarró del pelo y me apretó contra su coño, a ella también
le faltaba poquísimo. Justo antes de que me corriera yo esta se corrió gimiendo
bien fuerte, mientras Samanta le masajeaba las tetas. En cuanto se salió de
delante de mí, Samanta se puso a 4 patas poniendo su culo a la altura de mi
boca. Alba y yo nos pusimos a lamer a Samanta, ella se centro en su coño y a mí
me aparto la cara con la mano hasta su ano.
-Aaah, ¿Puedo córreme ya?-
suplicaba y suplicaba.
Alguien me azotó fuerte
las nalgas y me grito que lo hiciera. En cuando empecé a correrme, los consoladores
de mi coño empezaron a resbalar y caer, pero ellas los forzaron a meterse de
nuevo mientras lamian todos los flujos que salían de mi coño. Finalmente me
desplome en el suelo, aunque ellas no pararon de lamerme, y Alaba siguió con su
querida Samanta, hasta que esta se levantó sonriéndome.
-Vamos a darle a la
perrita un respiro, ¿no?-decía Samanta.
Entre todas me dieron la
vuelta y me pusieron uno por uno los consoladores en la boca para que los “lavara”,
en cuanto quise darme cuenta Alba apareció con unos arneses y una extraña
mordaza. ¿Que entienden por un respiro?, ¿me van a follar 5 veces? La sorpresa
fue mia cuando me levantaron y me pusieron un arnés.
-Jajaja, ¿es la primera
vez que te ponen uno?- preguntó una de ellas, mientras por detrás me colocaba
una mordaza.
Era una mordaza de lo más
peculiar, porque en vez de ser una bola de goma, era una pequeña bola de plástico
con una polla enorme que puedes orientarla hacía dentro, o hacia fuera, en este
caso la pusieron para fuera, de modo que podría penetrar a dos a la vez. No
sabía lo que iba a pasar pero estaba a cien. La mujer más alta me ayudo a
ponerme a 4 patas en la mesa. De golpe empezaron a meterme un montón de cosas
en el culo, cada cosa mayor que la
anterior, me gire y entonces las vi metiéndome una especie de bolas atadas
entre ellas, pero la última bola no era esférica sino una forma como de seta,
vi como metían la parte más grande de esa seta y como quedaba un extremo que sobresalía
de mi ano. En cuanto me puse de pie Samanta se acercó a mí y se clavó el pene
de mi boca en su garganta, yo tenía los ojos como platos, estaba cachondisíma
de ver tan de cerca a una chica mamar.
Me pusieron al lado de la
mesa de rodillas y Samanta se apoyo en la mesa, sonriendo y abriéndose de piernas,
pero cuando me iba a girar para penetrarla, me puso de perfil a ella.
Alba y las demás chicas
pararon de hablar y se pusieron manos a la obra, Alba se coloco delante de mí
con las piernas abiertas apoyadas sobre mis hombros, la chica más alta se puso
a 4 patas detrás de mí. Las dos empezaron a penetrarse, una con el arnés, y la
otra con el consolador que salía de mi ano. Las dos chicas que faltaban se
pusieron una sentada en la boca de Alba r inclinada hacia delante comiéndome las
tetas, y la otra se puso de pie delante de la mujer alta. Tras las ultima
indicaciones, empecé a penetrar a Samanta con la polla de mi boca, y con un
movimiento de caderas empecé a follar a Alba y a la desconocida a la vez,
cuando se la metía a una se la sacaba a otra, era algo torpe pero poco a poco
cogí el ritmo y so sincronice con el de la boca. Todas sonreían satisfechas
entre gemidos, todo había salido como lo planearon, yo no me lo creía: estaba
dando placer a 5 mujeres a la vez, contándome a mi 6.
Seguimos ese ritmo, pero
tras casi media hora ya me daban calambres, las dos desconocidas se corrieron
un par de veces, Samanta una vez, Alba y la chica de detrás de mí, ninguna.
Entonces Samanta me dijo que ya podía parar, me quitaron la mordaza, el arnés y
de un tirón las bolas de mi culo. Me tumbé boca abajo en el suelo jadeando
cansada.
-Es tarde -dijeron las
dos chicas a la tercera desconocida- nosotras ya tenemos que irnos, pero bueno
para la próxima nos avisas de nuevo-dijo una dirigiéndose a Samanta.
-Claro-le contestó.
Samanta les acompaño, y
me quede a solas con Alba. En esos minutos a solas me confesó que a ella le
gusta que la humillen y que cuando no está ella hacen algo parecido a esto con
ella, pero más “light”. Eso me excito más, en ese momento no era una perra
cualquiera, era la perra de la perra. Cuando volvió Samanta me dijo, vamos
cerdita que a ti te queda mucho trabajo por hacer, solo son las 8.
-Sí ama, pero, tengo que
hacer pipí-dije avergonzada.
-Dios, ya pensé que no lo
pediría nunca- dijo Alba antes de salir corriendo escaleras arriba.
Bajo con una correa de
metal, y un collar de plástico con unas púas, me lo puso de forma que notaba
esos pinchos en el cuello.
-¿Pero qué pasa?-preguntaba
confusa.
-Pues que Alba opina que
las perritas han de hacer pipí en la calle, ¿no es así?
-Claro, jaja.
Me ató la correa, y tiró
fuerte de la correa hasta llevarme al jardín de atrás, eso me tranquilizo, ya
me pensaba que iríamos a la calle. Pero la sorpresa fue mía cuando salimos a la
calle. Iba gateando por la calle, y mirando a todos los lados. Cada vez que me
paraba para hacer un pis, Alba me tiraba de la correa y me decía aquí no. Al
final, me paré en una boca de incendios, y me senté como una perrita.
-Va, que no tenemos todo
el día –decía Samanta.
Estaba tan nerviosa que
no me salía, y más nerviosa me puse al ver pasar al final de la calle a unos
niños que pasaron de largo. Entonces empezó a salir, un chorro caliente que me
mojó los pies, entonces tire de la correa para volver a casa, pero ellas no avanzaron,
y para no ahogarme me tuve que parar.
-No sabes que las
perritas, huelen sus meados antes de irse.
Me puse a olisquear el
charco de orina, y cuando estaba concentrada me tiraron fuerte y me hicieron
volver a casa. Nada más entrar, Alba se tiró sobre Samanta y empezó a besarla y
entre susurros le dijo, ¿cuando me vas a hacer esto a mí? .Yo hice como si no
hubiera escuchado nada.
Se sentaron las dos en el
sofá, y yo me senté entre ellas mientras me acariciaban se reían, se miraban
entre ellas, las miradas entre ellas estaban llenas de amor, como las que le
mandaba yo a mi hermana, aunque ella nunca me correspondía. Alba empezaba a bostezar, y Samanta frotaba
los ojos.
-Oye perr…Tamara, estamos
algo cansadas, ¿no te importa que paremos ya?-dijo Samanta con voz cansada.
-No claro, como queráis,
yo también estoy reventada.
-Podrías presentarnos a
tu ama…- dijo Alba entusiasmada.
-Ehh, no creo, bueno
ahora la llamaré…
Cogí el móvil y llame a
mi hermana.
-¿Ama?
-¿Qué quieres puta?-dijo
jadeando.
-Estas ocupada ¿verdad?
-No tranquila, ya he
acabado.
-¿Podría presentarte a
Alba y Samanta?
Me dio varias excusas, la
mayor es que que dirían al ver que soy dominada por mi hermana menor, que otro
día sí, pero hoy no. Y me colgó.
-Lo siento guapas, pero
hoy no va a poder ser, porque bueno no está sola.
-Ahh, bueno cuando quiera
vernos que nos lame e iremos encantadas.
Tras un rato charlando,
decidí irme a casa, pero cuando me iba ir me dieron un sobre.
-Esto es lo que acordamos
con tu ama, y una propina para ti.
Me quede blanca, en todo
el viaje de vuelta no paré de darle vueltas, me habían pagado por lo que había hecho,
era una puta de verdad, y eso me gustaba.
Perdón por todo, por tardar
por como lo he escrito y porque no me expreso todo lo bien que quisiera. Pero
COMENTADME.
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