Espero que os guste, es algo diferente a los demás es algo más lento y más largo, si se os ocurre un titulo ya me lo diréis.
PROLOGO:
Cuando cumplí los 22 años recibí el peor de mis regalos, mi hermana Cris decidió prepararme una fiesta ella y yo solas. Por la mañana recibí mi primer regalo, encontré a mi Ama estirada en la cama conmigo esperando a que abriera los ojos, y cuando los abrí, no me dio tiempo a decir buenos días, que ella me dio un beso en la boca, profundo e intenso, yo la abracé y ella con mucho cariño me puso la mano en mi nuca. Luego se separó y me dijo, felicidades preciosa. Yo aun no sabía qué día era, pero entonces lo recordé, pero cuando me di cuenta apareció Cris por la puerta con una tarta y 22 velitas encendidas.
Cuando cumplí los 22 años recibí el peor de mis regalos, mi hermana Cris decidió prepararme una fiesta ella y yo solas. Por la mañana recibí mi primer regalo, encontré a mi Ama estirada en la cama conmigo esperando a que abriera los ojos, y cuando los abrí, no me dio tiempo a decir buenos días, que ella me dio un beso en la boca, profundo e intenso, yo la abracé y ella con mucho cariño me puso la mano en mi nuca. Luego se separó y me dijo, felicidades preciosa. Yo aun no sabía qué día era, pero entonces lo recordé, pero cuando me di cuenta apareció Cris por la puerta con una tarta y 22 velitas encendidas.
-¿P…Pero Cris, porque?- le
pregunté intrigada, los dos cumpleaños anteriores los pasé como un día normal,
o incluso trabajando el doble para satisfacer a mi hermana.
-Porque quiero- dijo con
ese tono autoritario que había conseguido perfeccionar en estos años- Vamos
coge el pastel y vamos al comedor que tenemos que hablar de una cosa.
No estaba segura, pero ya
sabía que pasaba algo malo, quizás me castigaría porque últimamente estaba algo
ausente, sobretodo este año que estuve algo liada con el maldito trabajo de
final de carrera. Me fui al salón con la cabeza agachada, aunque Cris me
sonreía y eso me hacía sentir más segura. Mientras mi hermana me cantaba el
cumpleaños feliz, en su cara se notaba que estaba triste, entonces cuando sople
las velas me cogió de la mano y me dijo.
-Tamara, yo…lo siento
mucho, pero lo hago por tu bien, tienes que dejar de ser mi es…clava.- no tuvo
suficiente fuerza para decírmelo mientras me miraba a los ojos-.
Yo solo rompí a llorar,
mientras la miraba intentándole dar pena, pero ella seguía sin dirigirme la
mirada.
-Mira Tamara-dijo muy
seria- tu ya tienes 22 años y no puedes ser toda la vida el juguetito de una
niña, tendrías que salir con alguien, con quien quieras, a demás ahora tendrías
que buscarte un trabajo y no puedo…
-Por favor, Ama.
-No soy tu Ama, soy tu
hermana-Cris se levantó y me abrazó, apretándome la cabeza contra su cuerpo con
suavidad- no llores hermanita.
Esta fue la terrible
desgracia que me amargó todo los cumpleaños siguientes, durante un año estuve
evitando a mi hermana, luego me ofrecieron un trabajo en una universidad de
ciencias sociales, como profesora de estadística, lo mejor de todo era que entre
la ciudad de mi nuevo trabajo y mi casa había más de 700 km.
El trabajo de profesora
adjunta me mantenía ocupada, solo salía algún sábado con las compañeras de
piso. Una de estas me presento a Sergio, un chico dos años mayor, era alto muy
guapo con el pelo muy oscuro, algo largo y un poco ondulado, bastante delgadito
y trabajaba para una famosa multinacional, se encargaba de los proyectos de gestión medioambiental de la ciudad y,
como yo, se había ido de casa de sus padres por trabajo. Encajamos muy rápido, en poco tiempo le cogí
mucho cariño, pero nada comparado con mi hermana, tras estar saliendo durante 5
años, luego nos casamos.
La boda fue muy
complicada para mí, sobre todo al ver a mi hermana con su novio, me lo
presentó, y yo con mucha rabia tuve que “alegrarme por ella”, en toda la
ceremonia no le quite ojo, y en el banquete lo mismo. El segundo baile se lo
reserve a ella, mientras bailaba con ella le pregunté por su chico, y
susurrándome al oído me dijo que era muy feliz y que parecía que yo también, le
di la razón pero no me vi capaz de decirle lo mucho que la añoraba.
Poco después de mi
segundo aniversario, me quede embarazada. Durante ese tiempo mi familia me
visitaron más de una vez, y también los fui a ver yo otras veces. Pero la
última vez que los vi fue cuando mi niña tenía 3 meses.
Cogí la baja de
maternidad, pero luego dejé el trabajo de profesora, con el sueldo de mi marido
nos bastaba, pero más tarde cogí un trabajo en la biblioteca de la misma
universidad, solo iba media jornada, pero cobraba lo suficiente y más para pagar
la guardería y a una canguro que me cuidaba al bebé por las tardes y algunos
fines de semana.
Me levanté a media noche
porque Sandra estaba llorando, me asusté bastante, mi niña no solía llorar, al
principio lloraba cada noche, pero desde que cumplió el año no había llorado
más por la noche. Mientras sujetaba al bebe entre mis brazos, me miraba en el
espejo, recordaba mi cuerpo de joven, la niña paró de llorar pero yo aun seguía
abrazándola, entonces la que necesitaba el abrazo era yo. Aunque seguía teniendo un cuerpo que muchas
envidiaban, mi figura quedó algo distorsionada por culpa del parto. Me volví a la cama, me metí y me abracé por
detrás a Sergio, mi marido, y le susurré.
-Cariño, la niña estaba
llorando…
El se giró y me abrazó,
yo le empecé a restregarme con él, a besarle, le acariciaba el pecho, y como
muchas otras noches, me rechazó porque tenía que trabajar a la mañana
siguiente. Enfadad y dándole la espalda me dormí.
Me levanté tarde, me puse
a desayunar algo mientras le daba a Sandra un biberón, era una nena muy
tranquila, sobre todo a la hora de
comer. Cómo ya era tarde decidí no llevar a Sandra a la guardería, poco
a poco se me fue escapando el día hasta que sin darme cuenta ya habíamos comido
y se acercaba la hora de irme a trabajar. Sobre las tres en punto, como
siempre, llamó al timbre la canguro, Carla era una chica de 21 años de mi
altura, algo rellenita, y con el pelo ondulado y negro. Llevaba cuidando a la
niña unos seis meses, pero nos llevábamos muy bien con ellas y Sandra la
adoraba, muchas noches la invitamos a cenar y si se hacía tarde la dejábamos
dormir en casa.
Cómo era muy temprano,
nos tomamos un café mientras charlábamos sobre la niña, aparte de otras
cosas. Salí escopeteada, con una falda estilo tubo de color beige, una
blusa algo escotada de color granate y una chaqueta de un botón a juego con la
falda. Llegué 5 minutos antes de mi hora, a las cuatro en punto me senté en el
mostrador de la biblioteca y me puse a atender a la gente que devolvía libros o
me preguntaba cualquier duda, pero la gran mayoría de tiempo me lo pasaba
dibujando cosas que veía pasar, al acabar la jornada solía llevarme a casa
cuatro o cinco hojas llenas de mis dibujos, había días que dibujaba la grapadora,
otros a lo mejor dibujaba a mi hija en la cuna, o en otoño dibujaba la acera
del campus llena de arboles con las hojas marchitas. La tarde había sido algo
aburrida, aun no era época de exámenes y en la biblioteca solo venia la gente a
coger libros, y luego irse, además la
maquina que se encargaba de alquilarlos se estropeó la semana anterior, así que
yo tenía que hacerlo personalmente, cosa que hacia la tarde aun más aburrida.
Se acercaban las nueve, y
quería irme a casa, pero a 5 minutos de las nueve una chica joven entró y se
fue directamente a una de las estanterías de psicología. Cómo era la última
chica que quedaba no le quité el ojo de encima. Tenía el pelo liso y oscuro, el
cabello le llegaba hasta media espalda y con cada paso se le movía de una forma
muy sugerente, parecía más alta que yo pero más o menos de mi peso. Pero lo que
más me llamó la atención fueron esas gafas de pasta negras que encerraban unos
ojos marrón oscuro que cuando me miraban me hacían temblar, y sus labios rojos
que destacaban mucho debido a su piel pálida. Ella tardó más de lo necesario en
buscar el libro que buscaba, mientras tanto se divertía mirándome directamente
a los ojos, y cuando yo por vergüenza desviaba la mirada avergonzada ella
sonreía, tenía una sonrisa mezquina. Entonces trajo un libro con un título
larguísimo, algo sobre psicología femenina. No me prestaba mucha atención mientras
me daba el libro.
Con una voz ronca, y
flojita le dije-¿Me prestas el carnet?
A lo que me respondió con
una voz suave pero firme- ¿Qué?
-¿Podrías darme tu carnet
de la biblioteca?- dije esta vez con voz más suave.
Sacó la cartera de su
bolso, y mientras yo extendía el brazo para coger su carné, lo dejo encima de
la mesa, aguantándome la mirada, y al ver que no podía mantenérsela sonrió. Lo
cogí y mirando más la foto que el resto, empecé a teclear en el ordenador el
código de barras del libro.
-Tengo algo de prisa- me
dijo poniéndome más nerviosa aun.
Deje el carnet en la mesa
para que lo recogiera, mientras esperaba a que la impresora me diera el ticket,
se lo extendí y arrancándomelo de las manos con una sonrisa de oreja a oreja se
dio la vuelta y se fue, mientras se iba el sonido de sus tacones en el suelo me
embobó un poco, pero cuando la puerta se cerró pensé: ¿Qué ha pasado? Y luego me
di cuenta que ya eran las nueve y poco. Me levante y fui a buscar mi chaqueta,
y cuando deje el bolso sobre la mesa para buscar las llaves del coche vi el
carnet de la chica, lo cogí y susurré –Alison…- por suerte en la otra cara
ponía la dirección de su casa, su teléfono y lo que estaba estudiando. Me lo
quedé mirando más tiempo del necesario.
Alison Meyer, ponía junto
a la fotografía que parecía provocarme. Decidí devolvérselo, me fui al coche y
me fui a su casa. Solo veía casas adosadas, y chalets, hasta que llegué a la
dirección indicada, era la última de la calle, y también la más grande. Detuve
el coche delante de una inmensa puerta de hierro forjado por donde
tranquilamente podrían pasar dos coches
a la vez. Salí del coche sin saber del cierto porque había ido hasta las
afueras para devolver un carnet a una chica que ni siquiera conocía, pero llame
al telefonillo, entonces la cámara de encima empezó a moverse buscándome, en
cuanto me encontró una voz algo distorsionada me preguntó con desgana, -¿Y tú
quien eres?
No sabía si me había
equivocado de casa o no se acordaba de mí, pero como iba a olvidarse de mí si
me había visto hace menos de una hora.
-Te he preguntado que
quien eres- dijo la voz interrumpiendo mis pensamientos.
-Soy la bibliotecaria, te
dejaste el carnet en la mesa.
Entonces se abrió la
puerta, entré algo intimidada por tanto lujo, en cuanto me acerqué a la puerta
la vi a ella con una especie de quimono de seda pero más corto, se le veían
medias piernas, plantada en medio de la puerta con una sonrisa muy
tranquilizadora.
-Buenas noches
bibliotecaria- dijo con cierto calor en su voz.
-Me llamo Tamara-dije
algo flojo.
-Por favor pasa- me dijo
Alison haciéndome un gesto para que entrara.
Me quedé de pie en ese
enorme recibidor esperando a que me guiara, pasó por delante de mí sin hacerme
ningún gesto, ni si quiera una mísera palabra, pero pillé la indirecta y la
seguí de muy cerca, podía percibir su aroma a jazmín y miel, olía diferente que
cuando la vi en la biblioteca. Entonces Alison paró en seco, casi de golpe tuve
que parar para no chocar con ella, pude ver como sonreía, pero cuando se dio la
vuelta estaba seria y me dijo -Por favor siéntate donde quieras- mientras
señalaba el salón. Miré a mi alrededor había un sillón de piel blanco, que
parecía de lo más confortable, un par de
sofás del mismo estilo y una mesa grande con diez sillas a su alrededor, me
senté en el sofá más próximo al sillón pero ella se sentó a mi lado.
-¿Por qué te has tomado
tantas molestias para devolverme el carnet?-
me dijo mirándome de arriba abajo.
-Es lo mínimo que podía
hacer, además me venía de paso- pero yo tampoco sabía del cierto porque fui.
-Podrías haber llamado,
mi número viene en el carnet.
-No pensé en eso.
-Gracias de todos modos,
¿quieres tomar algo?
-No gracias.
-Por favor insisto, es lo
mínimo que puedo hacer- dijo repitiendo el tono de mi voz.
-Tomaré una tila, si
tienes- realmente me sentía muy nerviosa.
Se levantó y se fue, me
ponía histérica esa actitud suya de irse sin dirigirme la palabra, pero cuando
volvió con una bandejita con dos tazas de porcelana blanca se me pasaron todas
las tonterías.
-Gracias, Alison-
Conteste muy nerviosa.
-Vaya… de nada-me dijo
mientras me daba la tacita.
Durante unos instantes de
tiempo nos quedamos calladas removiendo la tila, ella sonreía pero yo sentía
una necesidad irrefrenable de hablar para romper ese incomodo silencio.
-Toma el carnet, antes de
que se me olvide-lo saqué de mi bolso y lo deje sobre la mesa- veo que estudias
algo relacionado con psicología, si yo no fuera de números me hubiera gustado
estudiar psicología porque…-estaba nerviosa, y no podía parar de hablar.
-Sí-me cortó ella- estoy
estudiando un postgrado de autoestima y habilidades sociales para niños y
adolescentes, es algo interesante, ¿y tú como es que has acabado de
bibliotecaria?
-Veras yo antes daba
clases de matemáticas en los primeros cursos, pero ahora tengo una niña y no
podía hacer la jornada completa, y los de la universidad me enchufaron, jeje.
Ella asentía mientras me
miraba muy atenta.-Porque tú que debes tener treinta y pocos, ¿no?- justo al
decir no, sonrió, sabiendo perfectamente que no era verdad.
-No, cumpliré los treinta
a finales de año- estaba muy avergonzada, agache la cabeza y miré mi cuerpo, al
menos a mi no me parecía tan viejo.
-Yo tengo 26, pero ya lo
debes saber pone mi fecha de nacimiento
-Sí ya lo miré- es más me
sabía el carnet de memoria, ¿tanto se me notaba?
Me quedé pensando un
rato, pero ella me analizaba con la mirada, cada vez estaba más nerviosa.
-Perdona, el baño-Estaba
tan nerviosa que me habían entrado ganas de hacer pis.
Me indico con las manos
las escaleras-Sube, la tercera puerta a la derecha, pero no tardes eh-Me dijo
guiñando el ojo.
Subí corriendo las
escaleras, y me metí corriendo al baño. Me senté en la taza y mientras hacía
pipí miraba a mí alrededor, me llamo la atención una bañera con patas doradas,
parecía antigua y cara. Mientras me lavaba las manos, me miraba en el espejo y
pensaba que estaba haciendo aquí, pero rápido volví a bajar escopeteada.
-Bueno Alison, yo tendría
que irme a casa, todo un placer.
Se levanto y me llevó
hasta la puerta, sin decirme nada.
-Por cierto, la casa es
preciosa.
-Gracias-Cerró la puerta
y me fui a casa extrañada.
Llegué a casa, la niñera
se quejó un poco porque llegue algo tarde pero le dije que fue una urgencia y
que se lo pagaría, al irse me volví a disculpar. Preparé una cena en menos de
media hora y la preparé para cuando llegara Sergio, como casi cada noche devoramos la cena casi
sin hablarnos y nos metimos en la cama, pero esa noche yo tenía ganas de echar
un polvo, ni que fuera uno rápido, pero como de costumbre me rechazó porque
estaba muy cansado.
Esas dos semanas fueron
muy pero que muy aburrida, el trabajo como siempre pero al llegar a casa como
siempre Sergio me rechazaba, y a mí me costaba mucho aguantarme, las duchas de
la mañana empezaron a darse con agua fría para mantener mis pensamientos
controlados. Por otro lado pensaba que cuanto más esperase, mejor sería la
recompensa.
Entonces llegó el
viernes, con una sonrisa en la cara me fui a trabajar, me fui andando porque
Sergio me prometió pasar a buscarme y llevarme a cenar, al llegar me senté en
mi mostrador. Ese día llevaba una falda estilo tulipán, blanca a rallas negras
como las de una cebra, que me llegaba casi hasta las rodillas, me gustaban
mucho mis piernas y a la mínima que hacia algo de calor aprovechaba para
ponerme estos modelitos, y arriba una camiseta con el cuello ancho y redondo de
un azul grisáceo. Se notaba mucho que era viernes, la biblioteca estaba
desierta, en toda la tarde expedí tan solo 12 libros. Pero cuando se acercaba
la hora de cerrar Alison abrió la puerta y se dirigió directamente hasta el
mostrador.
-Hola Tamara, ¿Cómo
estás?
-Bien Alison- pensé en
invitarla a tomar un café, para compensar lo del otro día, me coloqué mejor en
la silla, para que me viera mejor, mientras pensaba como preguntárselo.
-¿Me puedes hacer un
favor?- me dijo poniendo una carita de niña buena.
-Lo que tú quieras-
respondí rápido y algo desesperada.
-Acompáñame a la sección de literatura, quiero que me
ayudes a buscar una novela, y como vais a cerrar dentro de poco si me acompañas
lo encontrare antes.
-Dime el título y te lo
busco.
-Es que no lo sé, si lo
viera lo sabría, pero sé más o menos de que va.
Me levanté y la seguí
hasta las estanterías del fondo, total no había nadie más en la biblioteca…
Mientras ella miraba los lomos de los libros leyendo los títulos me iba
diciendo.
-Es un libro
romántico-hablaba poco a poco, pero sus palabras parecían ya ensayadas- Va de
una chica de bastante buena figura y muy mona., de unos veinte-largos.
Desvió la mirada de las
portadas de los libros y se me quedó mirando. - No
tiene miedo a expresar lo que realmente siente y se sincera con la otra
protagonista, pero tiene miedo porque sabe que aunque se abra a ella, puede no
conseguir lo que quiere pero no le importa, porque es una chica decidida y sabe
lo que quiere sin pensar en si conseguirá lo que quiere o no.
-¿Es una historia de una chica
que ama a otra y lo daría todo por ella aunque no sea correspondida?- le
pregunté esperando la respuesta.
-Exacto, ¿conoces algún libro?
-No, pero la historia me suena
mucho.
-¿En serio?- dijo algo
descolocada- ¿Por qué no te pasas por mi casa y me la cuentas?
-La verdad es que…-dudé un
momento- no he traído el coche, y tú casa queda algo retirada.
-No pasa nada yo te llevó, estoy
muy interesada en esa historieta.
Titubee un poco –Ves saliendo que
tengo que hacer un par de trámites, y ahora vengo…
En cuanto salió por la puerta
saqué mi móvil y llamé a Sergio.
-Cariño, ¿donde estas?, ¿te falta
mucho?- la respuesta tenía que ser que sí.
-Veras cielo- me dijo con voz
apagada- la cosa es que como mínimo me quedan dos horas de trabajo, perdona ya
sé que te lo juré.
-¿Cómo?, otra vez –en realidad me
venía de perlas- a mí me da igual si
vienes o no, ya discutiremos cuando llegué a casa, si llegó porque me tienes
harta- colgué y apagué el móvil.
Salí a reencontrarme con Alison,
pero no la vi en la puerta, en cuanto mire a ambos lados, y al no verla me
asusté un poco, pero entonces un mercedes deportivo de color rojo, y bajando la
ventana apareció Alison -vamos sube. Me
fui a la puerta del copiloto, cuando me disponía a tirar de la puerta esta se
abrió hacia arriba (puerta alas de gaviota), y pegue un bote asustada.
-Jajaja, a todos les pasa lo
mismo la primera vez, va sube.
Entre, y cerré la puerta, me
costó pero lo conseguí, la tapicería también era roja, muy bonito todo.
-Que coche más bonito tienes.
-Es un mercedes SLS AMG Coupé- me
dijo mientras conducía- es muy bonito pero lo malo es que es un biplaza, este
es que uso para venir a clase.
-Bueno yo no sé mucho de coches,
lo único que sé del mío es la marca y el color, jeje.
Llegamos a su casa, me llevó de
nuevo a ese gigantesco salón, solo que esta vez ella se sentó en su sillón.
Como estábamos algo calladas ella dijo de golpe.
-Vamos ¿a qué esperas para
contarme esa historia?
-Pues es la historia de una chica
de 14 años que seduce a una de 19…
-Y eso no tiene nada que ver con
la historia que buscaba.
-Perdona pero si tiene algo que
ver-dije algo quisquillosa- la cosa es que esas dos chicas son hermanas y al
principio la chica más joven presionaba a la mayor, pero al poco tiempo la
hermana mayor se dio cuenta que su hermanita le aportaba cosas que nadie le
había dado –mientras miraba a los ojos a Alison recordaba a Cris.
-¿Y qué clase de relación tenían
estas dos hermanas?- me preguntó curiosa.
-La verdad es que era una
relación extraña- respondí sonriendo- al principio era algo solamente físico,
con castigos y sexo duro, pero poco a poco se fue convirtiendo hasta algo que
no se puede describir con palabras…
-Así que era una especie de juego
de roles- dijo algo extrañada.
-¡No, para nada!, no era un juego
de roles, la mayor confiaba plenamente en su hermana, tanto como para ofrecerle
su libertad, aunque al principio le costara.
-No sé porque pero me parece que
la historia no tiene final feliz.
-Si bueno Cristina le dijo a su
hermana que no podían seguir viéndose, justo cuando esta acabó la universidad.
-Perdona, ¿Cristina es…?
-Mi…la hermana menor- intenté
disimular, pero ya había metido la pata hasta el fondo.
-Que historia tan buena- dijo
sonriendo como si no me hubiera oído- ¿y Tamara que hizo luego?
-Pues se fue a otra ciudad, se
busco un trabajo, se casó, tuvo hijos y centro la cabeza.
-¿Pero ella sigue pensando en su
hermana por las noches?
-Sí…supongo-dije tímida.
-¿Cuándo hace el amor con su
marido piensa en ella?- me dijo mirándome con su sonrisa mezquina.
-A veces… pero ella quiere a su
marido, pero no le aporta todo lo que ella necesita.
-Cristina tiene novio, ¿verdad?
-Sí –dije irritada.
- ¿Y la idea te tiene muy
amargada?
-No, estábamos hablando de una
historia ficticia, yo no…
-No soy tonta Tamara, has dicho
mi hermana, luego te has referido a esa chica como Tamara, y es más eso que te
asoma por el tobillo diría que es un tatuaje ¿no?
-Sí- conteste algo seca.
-¿Y pone Cristina?
-Sí, pone Cris.
-Dime ¿por qué has venido aquí?,
¿acaso quieres que substituya a tu hermana?
Me callé y miré a la mesa del
salón.
-No sé qué pensar de ti, no sé
seguro si eres una casada aburrida que se ha inventado una historieta y a los
dos días me dejarías, o eres una chica perfecta- dijo sonriéndome.
-¡Te lo puedo probar, mi hermana
debe tener miles de fotos y videos míos!
-Hay millones de videos en
internet y si busco bien podría llegar a encontrar a alguien que se te parezca,
tienes un cuerpo muy común.
Levantándome del sofá, y
arrodillándome delante de ella le pedí una oportunidad para demostrarle que era
capaz de complacerla.
-Vamos ya que estas aquí la
tendrás- me miro la ropa.
Me levanté y mirándola me quité
la camiseta y la falda, quedándome en tanguita y sujetador delante de ella, a
lo que con voz autoritaria pero muy cálida me dijo –Esto no es un desfile de
moda.
Me quite el tanga, el sujetador y
los zapatitos de tacón, la chica se levantó y dio un par de vueltas a mi
alrededor, y con la mano me empujó un poco para apartarme de delante de su
sillón, al ser más alta y llevar zapatos de tacón parecía mucho más alta.
-Separa las piernas y
flexiónalas, pon las manos detrás de la cabeza.
Era un postura muy incómoda pero,
la adopte rápidamente, se fue a una de las estanterías y me puso un pesado
libro en la cabeza. Yo siempre tuve poco equilibrio, y me costó mucho encontrar
la pose más estable, en cuanto la conseguí me distrajo su voz.
-Dame más detalles de tu relación
con tu hermana.
-Pues ella era virgen cuando
empezó a dominarme….
Ella estaba detrás de mí cuando
note dos uñas rozando levemente mi espalda y mis glúteos.
-…Conmigo tuvo su primer orgasmo,
y como vivíamos las dos solas en casa pues podía tenerme como esclava las
veinticuatro horas del día.
Entonces la vi pasar por delante
de mí y asintiendo dijo- Me parece impresionante Tamara.
Se me cayó el libro justo en mi
pie- Aaaah.
Alison me miró decepcionada
mientras me agachaba a recoger el libro, entonces vi que se fue a su bolso y
saco un billete de veinte euros, y sin darme tiempo a hacerle ninguna pregunta
me los dio.
-Toma, ahora llamaré aun
taxi-agarró toda mi ropa, y haciendo una pelota la tiró por la puerta
haciéndome un gestó para que siguiera el mismo camino.
Una vez desnuda en su puerta y casi
llorando le pregunte -¿Por qué, es que no te gusto?
-Me has encantado, pero si no
eres capaz ni de sujetar un libro…
-Déjame que te demuestre de lo
que soy capaz.
-Tranquila ya lo harás- Con una sonrisa en la
boca y con un gesto firme me indico que me fuera aunque no parecía enfadada.
Recogí mi ropa y me vestí rápido,
no me moví de la puerta en un rato esperando a que saliera a por mí, pero no
pasó nada. Me fui andando hasta la valla y como Alison prometió estaba el taxi
esperándome. Me llevo a casa, el viaje se me hizo cortísimo, al llegar pague
con el billete que me dio y le deje el cambio al taxista, entre a casa con una
cara larga, al escucharme Carla se levantó a recibirme.
-¿Vienes sola?- dijo con voz
dormida.
-Sí, Sergio está trabajando,
bueno, que te debemos, de toda la semana.
-Buff, no lo sé seguro.
-¿Te quieres venir a comer mañana
y lo ajustamos?
-Gracias Tamara.
-Bueno ¿la niña se ha dormido
bien?
-Sí como casi siempre.
-Me voy a dar una duchita y así
me voy a dormir que vengo algo cansada, hasta mañana.
Carla se fue y yo me fui a mi
habitación, me desnudé delante del espejo mirando mi cuerpo y luego me metí en
la ducha, deje correr el agua por mi cuerpo, sin mojarme el pelo. Entonces me
recorrí los pechos con las uñas como había hecho Alison con mi espalda, casi al
instante se me erizaron los pezones y mis manos fueron bajando hasta mi
entrepierna donde me empecé a acariciar. No recordaba la última vez que m había
masturbado, pero en ese momento me sentía muy bien, la ducha no fue muy larga,
ya que me corrí en menos de quince minutos. En cuanto salí me di un par de cremitas, me
puse el pijama corto y me metí sola en la cama de matrimonio, no pare de dar vueltas
en la cama, no paraba de hacerme preguntas, y ninguna tenía respuesta.
Por favor comentad que aun es gratis XD, quiero saber vuestra opinion si os gusta o no, y quiero un título.
Al principio me senti algo incomodo de sentir que habias dejado de lado a Cris, tan inusitadamente (Digo, no creo ser el unico que metaforicamente "se enamoro" del personaje, y tambien de la pareja con Tamara)... sin embargo, el contexto de avance del tiempo es algo que en lo particular siempre me a gustado, de manera que se compenso la perdida con un giro argumental que me atrapo de nuevo. Ahora diste mas detalles al texto (O como tu lo llamaste, lo hiciste "más lento y más largo"), pero eso no aburrio, sino que le dio aire de novela ligera y eso se agradece. A mi parecer comprobaste a tu manera, que el erotismo puede tomarse su tiempo y ser igual de exitante solo de imaginarte los escenarios futuros... Si me lo preguntaran, me encantaria ver que Tamara encontrara algo diferente a ser dominada, para dominar ella misma (a veces uno no se imagina la fiera que hay dentro de las mas dociles)... o tal vez cambies el contexto de dominacion por algo mas amoroso, pero igual de perverso y candente, no lo se, al final es "tu mundo" pues tu lo creaste y tu lo llevas a donde gustes... Por mi parte, encantado seguire leyendo mientras aun tengas la benia de escribir estas lineas que desde iniciado tu blog, sigo constantemente (finalizo con una disculpa, que ya me extendi bastante, XD)... En cuanto al titulo, no soy bueno con ellos, pero por no dejarte sin sugerencia, yo lo llamaria... "La pasion reencendida, se llama Alison...". Que estes muy bien!! ;)
ResponderEliminarMe encanta mucho el título que me has dado, y como tu dices estoy intentando cambiar la dominación por algo más amoroso. Los comentarios largos no tienen nada de malo, es más a mí me gustan :3.
ResponderEliminarMe agrada que sea de tu agrado mi pensar (valga el pleonasmo, XDDDDD).
EliminarEspero el siguiente texto con ansias, escribes muy bien y es bueno que aproveches todos tus recursos para ser mas descriptiva. Hasta por internet, las buenas lecturas son posibles y bien agradecidas (Auqnue nunna dejo de lado, que se te da mucho el erotismo n.n... aun espero ver varias situaciones, que me liguen mas fantasias). Sigue adelante!! X3
Es refrescante ver un relato provisto de más detalle a la hora de describir escenas y lugares. A título personal creo que es una manera más atractiva de llevar las historias, para describir sexo, siempre hay tiempo ;).
ResponderEliminar¡Besos!
Tamara, te leo desde el inicio y nunca te he comentado. Creo que has mejorado muchísimo y te felicito por eso. El giro de la trama me está gustando mucho, excepto por Sergio, pero no porque esté mal hecho, sino porque has logrado que se gane mi completo desagrado. Espero de esta nueva historia poder ver amor correspondido, con Cris hubo amor, pero no lo mostró tanto y a veces dejaba un mal sabor que considero todos sufrimos con Tamara. Sigue así, creo que la redacción es excelente y espero leer más de tí pronto.
ResponderEliminarSuerte,
M.
pd. Me encantaría quedar y hablar un poco algún día, pero lástima que vivimos al otro lado del océano guapa, besos.
Hola tamara, soy uno de tus lectores mas fieles, de hecho todos los dias checo para ver si has escrito algo nuevo, me fascinan tus historias y lo personajes que te has creado para llenarlas, sigue asi tam :D!!!
ResponderEliminarMuchas gracias a todos, pero ahora estoy pasando unos malos dias examenes, algunos no aprovados, problemas familiares, lo siento mucho. De veras he pensado mil veces sentarme y escribir la siguiente parte pero no puedo.
ResponderEliminarTam que paso?? ya nos tienes esperando mas de un mes :/
ResponderEliminarOs prometo que esta semana cuelgo uno :P
ResponderEliminarMi nombre es Valeria y cuando tenia 35 años tras una fuerte discusión con mi marido nos echó de casa a mi hija Ana y a mi, me quedaba en la calle y con menos de 400 euros en el bolso así que decidí irme a un motel cochambroso que costaba 10 euros la noche, al llegar a aquella pequeña habitación que tenia una pequeña habitación con una antigua televisión en la que se veían 3 canales y un pequeño cuarto de baño de unos 5m² después de guardar en el armario la poca ropa que había podido coger fui a comprarle un sándwich de la maquina a Ana y nos fuimos a dormir pero alrededor de las 3 de la mañana escuche que alguien quería abrir la puerta, pensando que se habían confundido de habitación salí a ver que pasaba cuando sin dejarme hablar me apuntaron con una pistola en la cabeza, cerraron la puerta y e hicieron ir a una habitación que estaba en la otra punta del bloque, yo estaba bastante asustada así que obedecía a todo lo que me decian, al llegar a su habitación aquel hombre me empujo bruscamente sobre la cama y comenzó a desnudarme a la fuerza, cuando ya me tenia como el quería me puso boca abajo sobre la cama me ato las manos al cabezal y empezó a embestirme con aquel descomunal pene a la vez que azotaba mi culo tras 5 o 6 polvos me desato, me cogió en peso por el cuello y empezó a golpearme por todo el cuerpo durante horas dejándome bastante magullada, después me dejo vestirme y me fuí a mi habitación donde me encerré en el aseo y estuve llorando durante horas.
ResponderEliminarUna semana mas tarde sin apenas dinero y ya recuperada de aquella brutal violación decidí volver a casa y pedirle disculpas a Mario cuando llegue a casa y tras pedirle perdón comenzamos a jugar y hablar con la niña como si nada hubiese pasado hasta que se quedo durmiendo que entonces fue cuando comenzó a regañarme por haber tardado tanto en volver cuando de repente su puño acabo en mi cara y tras ese puñetazo varios golpes le siguieron por todo mi cuerpo durante un buen rato luego besándome en la mejilla me dijo que eso lo hacia por mi bien y que aunque nunca antes me había pegado lo volvería a hacer si volvía a darle motivos y aunque esos golpes duelen bastante a día de hoy 2 años después no hemos vuelto a tener una fuerte discusión