Me desperté sobre las 10,
mi hermana me tenía abrazada, apretando bien fuerte sus pechos a mi espalda,
sabía que debía ir a prepararle el desayuno, pero con la escusa de no
despertarla me deje abrazar y volví a cerrar los ojos para dormirme. Me
despertó una mano de manera brusca mi cabellera enredada, aun estaba sucia d la
gran fiesta del día anterior.
-¿Putita, estas despierta?-
aun que sabía perfectamente que me había despertado.
-Sí, ama- le dije con voz
apagada- ¿Quieres que te prepare el desayuno?
-Claro- me dijo Cris
empujándome con un pie.
Caí de la cama
completamente desnuda, me tiró de culo y me hizo daño, pero como si nada salí
de la habitación gateando, mientras por el espejo veía observar mi trasero
moviéndose de un lado a otro. Al llegar a la cocina me puse en pie y me puse a
prepararle el desayuno a Cristina todo lo rápido que pude, y corriendo le lleve
una bandeja con todo a la habitación. Cuando entre no había nadie en la cama,
fui a dejar la bandeja encima de la mesita de noche mientras intrigada
preguntaba,-¿Cris, te dejo la bandeja aquí?-. No había dejado aún la bandejita,
que del armario de al lado salió mi hermanita dando un grito. Me asustó tanto
que di un salto tirando la leche y el zumo, y las galletas.
-Jajajaja, que perrita
más asustadiza, mira como lo has dejado todo, ahora vas a tener que limpiar la
habitación, pero antes tráeme un vasito de zumo, que no tengo hambre.
Me puse a pensar si lo
había hecho por reírse de mí, porque no quería desayuna o solo por
aburrimiento, le lleve un vasito de zumo. Ella estaba en la cama, tapada por la
sabana y en el suelo sus braguitas.
-Vamos, comete tu
desayuno- decía riéndose.
Me puse a 4 patas,
acerqué mi cara a los restos del desayuno de Cris, con los dientes aparté las
braguitas y sacando la lengua empecé a lamer la mezcla de zumo con leche,
intentando no cortarme con los restos de la tacita. Supuse que era la mezcla
pero eso estaba asqueroso, no sabía ni a leche ni a zumo, tenía un extraño
sabor salado, cosa que me extraño, pero seguí sin hacer preguntas, luego como
pude me metí las galletas en la boca, también estaban bañadas en ese asqueroso
liquido. Aún con la boca llena, mi hermana paso su mano por mi lomo haciendo
que la mirara, y entonces con un gesto me invito a subirme a la cama. Una vez
junto a ella, y cuando ya me trague las pastitas, se levantó la sabana.
-Vamos perrita que te lo
has ganado- me dijo haciendo referencia a su coño.
Me acerqué a su chocho,
prácticamente pegando mi cara a él, saque la lengua, quería saborear ese
momento, rocé con la puntita la parte más baja de su coñito, me recordó el
sabor de la comida del suelo, solo cuando alcé la mirada y la miré con cara
entre asqueada y asustada.
-Jaja, lo siento no me
dio tiempo a llegar al váter, ¿algún problema?- me dijo autoritaria.
-No ama, ¿pero porque no
me lo has dicho?
-Me gusta mucho esa cara
de puta inocente que pones cuando te hago estas putadas, hablas demasiado…
Cuando me predisponía a
volverle a lamer el coño, me echó de la cama de un empujón.
-Otro día que te quedaras
sin sexo por culpa de hablar demasiado- me dijo poco a poco y disfrutando cada
una de sus palabras.
-Pero ama…yo, por favor-grité
como una niña pequeña a quien no le dejan comer helado.
No me dijo nada, solo me
miro fijamente hasta que me hizo callar, entonces se levantó y me dejó sola
sentada en la cama mientras ella se iba a la ducha. Mientras ella se duchaba yo
acabé de limpiar la habitación y hice la cama. Para cuando ella salió de la
ducha, fui corriendo y le pedí perdón otra vez.
-No me pidas perdón, so-puta,
dame una razón para que te perdone.
Abrí la boca para decir
algo, pero preferí no decir nada a que
mi hermana se enfadara de nuevo. Cris me cerró la boca con la mano y me dijo, dúchate
y piénsatelo. Entré al baño, me había preparado unas toallas y llenado la
bañera. No me dio buena espina, sobre todo por lo que me había hecho con el
desayuno. Me metí poco a poco, el agua estaba ardiendo y olía a jazmín, estuve un
rato relajada y luego me duche y lavé el pelo varias veces, aun así no me
sentía limpia. Cuando salí me sequé y no me puse nada y busqué a mi hermana por
la casa, la encontré en mi habitación hurgando en mis armarios.
-¿Ama?...-dije flojito
para que viera que estaba ahí.
Pasó de mí y siguió rebuscando
en mis armarios.
-Creo que te puedo
compensar…-le dije orgullosa.
Se sentó encima de mi
cama y cruzó las piernas, aunque llevara un pijama era una imagen que me
resultaba realmente excitante.
-Pues…-empecé a
balbucear- el otro día me enviaron un correo las dos chicas que me dominaron
por carnaval, y bueno, podrías llamarles y hablar con ellas…
-¿No crees que me lo tendrías
que haber dicho cuando te llego el correo?
-Pero me…-aunque le quería
reprochar me calle porque temía otro castigo.
-Bueno, tienes suerte que
estoy de buen humor- puso su carita de niña buena sonriendo.- Dame su número.
Le traje mi móvil –Está a
nombre de Samanta.
Se levantó y se puso a
andar en círculos, mientras esperaba que Samanta le cogiera el teléfono.
-Hola –dijo con una voz interesante.
-Bueno no es tan
temprano, son las doce…Bueno da igual… Si has estado follando toda la noche con
tu novia no es mi culpa, ¿recuerdas a Tamara?- a partir de ahí la cara de Cris.
-Mira tengo una oferta
para ti, te la envío esta noche ¿y a cambio que me das?,… vale, te la enviare
mejor por la tarde, te la dejo, pero la quiero a las 12 en casa.- me tiró el móvil
y me dijo habla con ella perra.
-¿Samanta?- pregunte aun
sabiendo que era ella.
-Hola bonita, hoy quedaremos
en casa de un familiar de Alba, tranquila estaremos solas, pero es más intimo,
(me dio la dirección) te esperamos allí, y ven sin ropa interior.
Estaba ansiosa, y mi
hermana más, no sé porque pero tenía ganas de que me fuera, nada más acabar de
comer me hizo fuera. Cogí el coche y tras unos 2º minutos llegué a las afueras
de un pueblo cercano, había ido alguna vez a ese pueblo, era un pueblo pequeño,
con poca gente y casi todos mayores. Al llegar a la puerta de un dúplex paré el
coche y me baje me acerqué a la puerta y llame al timbre, se escuchaba la voz
de Alba, al poco rato me abrió, solo llevaba un pantaloncito corto, me quede embobada
mirándole las tetas.
-Ya ha llegado- gritó Alba-
espéranos en el salón, y desnúdate.
Mientras me desnudaba vi
en el salón un montón de consoladores de todas formas y colores, agarré uno que
era transparente y con curvas, estaba húmedo, mientras esperaba desnuda empecé
a lamerlo. Lo habían usado hace poco, y sabía delicioso.
Cuando me quise dar
cuenta bajaron desnudas por las escaleras Samanta, Alba y tres chicas más que
no conocía, además llevaban unos antifaces. Cuando las vi, no sabía si eran
amigas de Alba y Samanta, u otras perras, pero de la forma en que me miraban
deduje que serian también mis amas.
-Ese es mi consolador-dijo
Samanta riéndose y señalándome el trozo de plástico que tenía en la boca.
Lo dejé en la mesa de
nuevo, y me arrodille ante mis 5 amas.
-¿A qué hora te irás?- me
dijo Samanta agarrándome de la barbilla y mirándome a los ojos.
-A las 11 y media ama.
Todas las chicas dirigieron
la mirada al reloj de pie que había en un rincón del salón que marcaba las 6 en
punto.
-No perdamos el tiempo-
dijo la más alta de las enmascaradas, poniéndose por delante de Samanta.
Me cogió por el pelo, y
casi sin forzarme me puso la cara entre sus piernas. Cristina me había dejado
con muchas ganas, y yo lamia ansiosa.
-Eeehh- se escuchaba a
todas decir mientras se acercaban a aprovecharse de mí.
Se colocaron Alba y
Samanta una a cada lado, Samanta me cogió la mano y se la puso en la entrada de
su vagina, entonces yo hice lo mismo con la otra mano y con Alba. Aunque me
costaba llevar tres ritmos a la vez, disfrutaba del morbo de dar placer a tres
chicas a la vez. Estaba de rodillas pero con el culo en pompa, la fuerza que
hacia aquella desconocida sobre mi cabellera evitaba que me cayera, aunque me
doliera lo necesitaba para no darme de morros contra el suelo. Perdí de vista a
las otras dos chicas, pero notaba sus manos toqueteando mi culo, y la entrada
de mi coño. Entre los gemidos de las tres chicas y que tenía la mente metida en
otra cosa no lograba escuchar la conversa que tenían esas dos desconocidas. De
repente note entrando en mi culo un enorme consolador, grité, pero no se oyó
mucho porque tenía la boca llena con el coño de aquella chica, tras este
primero entró otro en mi coño, y tras este dos más.
Detrás de mi escuche sus
voces diciendo, dios mira que puta, esta tan mojada…
Tenía el coño lleno, pero
eso no les bastaba, tras esto empezaron a lamerme el coño, sus lenguas se
cruzaban en mi coño. Ya no podía más me iba a correr.
-Por favor, amas ¿puedo
correrme?- pregunte entre jadeos.
Alba y Samanta no me
hicieron caso porque se estaban besando mientras yo las masturbaba con mis
manos, y las dos chica de mi coño aceleraron el ritmo, y la chica a quien le
lamia el coño, solo me agarró del pelo y me apretó contra su coño, a ella también
le faltaba poquísimo. Justo antes de que me corriera yo esta se corrió gimiendo
bien fuerte, mientras Samanta le masajeaba las tetas. En cuanto se salió de
delante de mí, Samanta se puso a 4 patas poniendo su culo a la altura de mi
boca. Alba y yo nos pusimos a lamer a Samanta, ella se centro en su coño y a mí
me aparto la cara con la mano hasta su ano.
-Aaah, ¿Puedo córreme ya?-
suplicaba y suplicaba.
Alguien me azotó fuerte
las nalgas y me grito que lo hiciera. En cuando empecé a correrme, los consoladores
de mi coño empezaron a resbalar y caer, pero ellas los forzaron a meterse de
nuevo mientras lamian todos los flujos que salían de mi coño. Finalmente me
desplome en el suelo, aunque ellas no pararon de lamerme, y Alaba siguió con su
querida Samanta, hasta que esta se levantó sonriéndome.
-Vamos a darle a la
perrita un respiro, ¿no?-decía Samanta.
Entre todas me dieron la
vuelta y me pusieron uno por uno los consoladores en la boca para que los “lavara”,
en cuanto quise darme cuenta Alba apareció con unos arneses y una extraña
mordaza. ¿Que entienden por un respiro?, ¿me van a follar 5 veces? La sorpresa
fue mia cuando me levantaron y me pusieron un arnés.
-Jajaja, ¿es la primera
vez que te ponen uno?- preguntó una de ellas, mientras por detrás me colocaba
una mordaza.
Era una mordaza de lo más
peculiar, porque en vez de ser una bola de goma, era una pequeña bola de plástico
con una polla enorme que puedes orientarla hacía dentro, o hacia fuera, en este
caso la pusieron para fuera, de modo que podría penetrar a dos a la vez. No
sabía lo que iba a pasar pero estaba a cien. La mujer más alta me ayudo a
ponerme a 4 patas en la mesa. De golpe empezaron a meterme un montón de cosas
en el culo, cada cosa mayor que la
anterior, me gire y entonces las vi metiéndome una especie de bolas atadas
entre ellas, pero la última bola no era esférica sino una forma como de seta,
vi como metían la parte más grande de esa seta y como quedaba un extremo que sobresalía
de mi ano. En cuanto me puse de pie Samanta se acercó a mí y se clavó el pene
de mi boca en su garganta, yo tenía los ojos como platos, estaba cachondisíma
de ver tan de cerca a una chica mamar.
Me pusieron al lado de la
mesa de rodillas y Samanta se apoyo en la mesa, sonriendo y abriéndose de piernas,
pero cuando me iba a girar para penetrarla, me puso de perfil a ella.
Alba y las demás chicas
pararon de hablar y se pusieron manos a la obra, Alba se coloco delante de mí
con las piernas abiertas apoyadas sobre mis hombros, la chica más alta se puso
a 4 patas detrás de mí. Las dos empezaron a penetrarse, una con el arnés, y la
otra con el consolador que salía de mi ano. Las dos chicas que faltaban se
pusieron una sentada en la boca de Alba r inclinada hacia delante comiéndome las
tetas, y la otra se puso de pie delante de la mujer alta. Tras las ultima
indicaciones, empecé a penetrar a Samanta con la polla de mi boca, y con un
movimiento de caderas empecé a follar a Alba y a la desconocida a la vez,
cuando se la metía a una se la sacaba a otra, era algo torpe pero poco a poco
cogí el ritmo y so sincronice con el de la boca. Todas sonreían satisfechas
entre gemidos, todo había salido como lo planearon, yo no me lo creía: estaba
dando placer a 5 mujeres a la vez, contándome a mi 6.
Seguimos ese ritmo, pero
tras casi media hora ya me daban calambres, las dos desconocidas se corrieron
un par de veces, Samanta una vez, Alba y la chica de detrás de mí, ninguna.
Entonces Samanta me dijo que ya podía parar, me quitaron la mordaza, el arnés y
de un tirón las bolas de mi culo. Me tumbé boca abajo en el suelo jadeando
cansada.
-Es tarde -dijeron las
dos chicas a la tercera desconocida- nosotras ya tenemos que irnos, pero bueno
para la próxima nos avisas de nuevo-dijo una dirigiéndose a Samanta.
-Claro-le contestó.
Samanta les acompaño, y
me quede a solas con Alba. En esos minutos a solas me confesó que a ella le
gusta que la humillen y que cuando no está ella hacen algo parecido a esto con
ella, pero más “light”. Eso me excito más, en ese momento no era una perra
cualquiera, era la perra de la perra. Cuando volvió Samanta me dijo, vamos
cerdita que a ti te queda mucho trabajo por hacer, solo son las 8.
-Sí ama, pero, tengo que
hacer pipí-dije avergonzada.
-Dios, ya pensé que no lo
pediría nunca- dijo Alba antes de salir corriendo escaleras arriba.
Bajo con una correa de
metal, y un collar de plástico con unas púas, me lo puso de forma que notaba
esos pinchos en el cuello.
-¿Pero qué pasa?-preguntaba
confusa.
-Pues que Alba opina que
las perritas han de hacer pipí en la calle, ¿no es así?
-Claro, jaja.
Me ató la correa, y tiró
fuerte de la correa hasta llevarme al jardín de atrás, eso me tranquilizo, ya
me pensaba que iríamos a la calle. Pero la sorpresa fue mía cuando salimos a la
calle. Iba gateando por la calle, y mirando a todos los lados. Cada vez que me
paraba para hacer un pis, Alba me tiraba de la correa y me decía aquí no. Al
final, me paré en una boca de incendios, y me senté como una perrita.
-Va, que no tenemos todo
el día –decía Samanta.
Estaba tan nerviosa que
no me salía, y más nerviosa me puse al ver pasar al final de la calle a unos
niños que pasaron de largo. Entonces empezó a salir, un chorro caliente que me
mojó los pies, entonces tire de la correa para volver a casa, pero ellas no avanzaron,
y para no ahogarme me tuve que parar.
-No sabes que las
perritas, huelen sus meados antes de irse.
Me puse a olisquear el
charco de orina, y cuando estaba concentrada me tiraron fuerte y me hicieron
volver a casa. Nada más entrar, Alba se tiró sobre Samanta y empezó a besarla y
entre susurros le dijo, ¿cuando me vas a hacer esto a mí? .Yo hice como si no
hubiera escuchado nada.
Se sentaron las dos en el
sofá, y yo me senté entre ellas mientras me acariciaban se reían, se miraban
entre ellas, las miradas entre ellas estaban llenas de amor, como las que le
mandaba yo a mi hermana, aunque ella nunca me correspondía. Alba empezaba a bostezar, y Samanta frotaba
los ojos.
-Oye perr…Tamara, estamos
algo cansadas, ¿no te importa que paremos ya?-dijo Samanta con voz cansada.
-No claro, como queráis,
yo también estoy reventada.
-Podrías presentarnos a
tu ama…- dijo Alba entusiasmada.
-Ehh, no creo, bueno
ahora la llamaré…
Cogí el móvil y llame a
mi hermana.
-¿Ama?
-¿Qué quieres puta?-dijo
jadeando.
-Estas ocupada ¿verdad?
-No tranquila, ya he
acabado.
-¿Podría presentarte a
Alba y Samanta?
Me dio varias excusas, la
mayor es que que dirían al ver que soy dominada por mi hermana menor, que otro
día sí, pero hoy no. Y me colgó.
-Lo siento guapas, pero
hoy no va a poder ser, porque bueno no está sola.
-Ahh, bueno cuando quiera
vernos que nos lame e iremos encantadas.
Tras un rato charlando,
decidí irme a casa, pero cuando me iba ir me dieron un sobre.
-Esto es lo que acordamos
con tu ama, y una propina para ti.
Me quede blanca, en todo
el viaje de vuelta no paré de darle vueltas, me habían pagado por lo que había hecho,
era una puta de verdad, y eso me gustaba.
Perdón por todo, por tardar
por como lo he escrito y porque no me expreso todo lo bien que quisiera. Pero
COMENTADME.
Simplemente...me ha encantado!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminar¿Cómo dices que comentemos?, ¡si ya te lo has dicho tú todo! ;).
Por cierto, debes tener un correo mio por ahí perdido de hace como dos semanas :D.
Chaito!
Sencillamente espectacular, como todos los de la saga.
ResponderEliminarNos has muy mal acostumbrado a estos relatos tan buenos.
Un beso preciosa
D
Muy bueno, t sigo todos los relatos. La verdad q uno espera con ansias cada nuevo relato. Nunca nos despcionas. Seguí Asi.
ResponderEliminarBesos :)
Hola Tamara, muy buenos relatos, los he leido todos. Tienen un nivel altísimo. Como sugerencia te diría que no estaría mal que Tamara se degradase aún más con su hermana y que además la viera viendo con otros ojos, es decir, que se fuera enamorando de ella, así la sumisión es mayor.
ResponderEliminarSerias una buena perra sin duda
ResponderEliminarHola tam! la verdad solo comento para decirte lo buen escritora que eres, realmente te has ganado mis respetos con tan buenos relatos, sigue haciendolos asi!!
ResponderEliminarE.M.
No va a ver mas relatos? y si es asi que lastima tami saludos...
ResponderEliminarHabra más pero dadme tiempo, impacientes xD
ResponderEliminarde Verdad encantado pero estoy demasiado inpacienta, para no preguntarte quando sacaras el siguiente!!? :D
EliminarTamara eres fenomenal tu serie de tu hermana, tu ama es grandiosa, es en historias como la tuya que uno puede descubrir que hay cosas que le excitan y no sabía; aunque te confieso que me identifico más con el rol de Cris, tu historia hace que sienta allá abajo una lubricidad bien conocida, pero que nunca logre sentir con una historia escrita, sin fotos o videos, te felicito y espero que continúes contándonos todos los pormenores de esa relación con Cris, me preocupa que cuando vuelvan tus padres nos dejes en ascuas por un tiempo, que pena, pero, tengo la certeza de que si es necesario que os esperemos algún tiempo, la espera valdrá la pena.
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