Ya sé que he tardado
mucho en escribir un relato, pero estuve muy liada, además dentro de poco
empiezo clases de nuevo así que el
número de relatos/mes bajará. Este
relato será más corto que el primero de esta saga, pero ese al ser el primero
lo alargué mucho.
Pasaron unas dos semanas
extrañas después de mis encuentros con Alison, los turnos de trabajo me los
pasaba embobada mirando a la puerta esperando que apareciera mi amor platónico,
las noches se me hacían largas y aburridas, incluso las que pasaba con mi
marido. Lo único que conseguía
entretenerme en mi puesto de trabajo era coger un lápiz y un papel para dibujar
a Alison.
Un viernes en que había
poca gente, como era normal en esos días, apareció Alison. Entró a la
biblioteca saludándome, en cuanto me di cuenta ya la tenía en el mostrador.
-Hola Tamara- me dijo
sonriéndome y dejándome un libro sobre la mesa.
-Buenas tardes Alison-
recogí el libro y lo guarde sin dejar de mírala.
No dejó de sonreír en
todo el rato, pero algo le hizo cambiar la expresión, parecía sorprendida
cuando cogió una hoja de mi montón.
-Esta soy yo- dijo
enseñándome un dibujo de su cara.
-Sí, ¿Te gusta?
-Soy más de desnudos,
pero este está muy bien hecho- me dijo en tono de broma.
-Si quieres te lo puedes
quedar, tengo alguno más, si quieres a las 7 te los puedo enseñar.
-Vale, estaré por aquí-
se llevó el dibujo y se puso en una mesa a leer un libro.
Parecía muy concentrada
en su labor, a diferencia de mí que su presencia no me dejaba pensar con
claridad. Incluso cuando alguien venia a devolver libros la miraba, me llegaba
a molestar que la gente me distrajera. A las seis cincuenta y algo se puso a
recoger y para cuando yo plegué ya estaba lista ella ya me esperaba junto la
puerta.
-Me permitirás invitarte
a un café, hay una cafetería muy cuca aquí al lado.
-Bueno…- lo dijo no muy
convencida.
Llegamos a la cafetería y
tras un ratito de charla saque un cuaderno con unos cuantos bocetos suyos. Los
ojeó uno a uno, en algunos sonreía, otros los miraba más atentamente, entonces
cogió uno y me lo enseñó.
-Es tu hija, ¿no?
-Sí, se llama Sandra.
-Sé leer- dijo burlona.
Luego recordé que escribí
en un borde su nombre, me sentí un poco tonta pero sonreía de todos modos.
-Podrías hacer un dibujo,
no sé, que salga algo más que mi cara.
-Claro, cuando quieras.
-Dibújame ahora- apoyo su
cabeza sobre sus manos mirándome y me acercó el cuaderno.
Estaba muy nerviosa,
tanto que me temblaban las manos, no conseguía hacer dos líneas del derecho,
ella lo sabía y sonreía mientras me miraba con unos ojos que trataban de
desconcentrarme aun más.
-¿Algún problema Tamara?
No le contesté y intente
centrarme en el dibujo, pero entonces ella empezó a lanzarme besitos, me
acercaba sus manos rozándome el brazo y todo eso me excitaba a la vez que me
molestaba porque sabía que se estaba saliendo con la suya.
-Te pones nerviosa con
mucha facilidad, jeje, me gusta.
Casi sin voz me disculpe
–Perdón, ahora vuelvo- me escape al baño, solo para escapar a sus presiones y
para centrarme, quería que al volver fuera capaz de acabar el dibujo. Me lave
la cara tratando de despejarme un poco, me di un pequeño repaso al maquillaje y
salí del baño con una amplia sonrisa. Alison ya no estaba en nuestra mesa, me
acerqué mirando a todos los lados tratando de encontrarla. Me senté, su café
estaba a medias, no creí que se hubiera ido así de repente, tras unos cinco
minutos esperando a alguien que no aparecía me tome mi café casi entero de un
sorbo y me fui bastante enfadada al coche, tiré mi cuaderno con furia sobre el
asiento del copiloto. Al llegar a mi casa me puse a hablar con Carla. La chica
no se entretuvo mucho, solo me preguntó el porqué de esa cara de malas pulgas,
a lo que alegué un mal día de trabajo.
Me puse a preparar algo
de cenar, la cocina siempre fue una de mis vías de escape, me relajaba mucho,
sobretodo la repostería, aunque últimamente evitaba las tartas y bizcochos
cuando acabe la cena me puse a hacer una tarta almendras, aproveche el tiempo
de horneado para recoger mi ropa que al llegar deje tirada sobre la cama, la
casualidad quiso que al recoger mi bolsa cayeran mis bocetos, al recogerlos vi
una hoja escrita:
“Me tengo que ir por trabajo, mañana te lo compenso vente a casa sobre las
6 si quieres”
Aunque ni siquiera se
disculpaba en “su carta”, me sentía algo aliviada por que al menos tenía una
excusa por dejarme plantada.
La cena con mi marido fue
bastante tranquila hasta que me dijo que el sábado tendría que irse de viaje y
no volvía hasta el lunes.
-No pasa nada- contesté
porque me iría bien para poder quedar con Alison.
-¿Qué te pasa cariño?-
entonces fue cuando empezamos a discutir, no en gritando ni insultándonos pero
él insistía en que me pasaba algo.
Nos fuimos a la cama algo
enfadados, hasta que nos quedamos dormidos evitamos cualquier tipo de roce. Cuando
me desperté sobre las diez Sergio ya no estaba, me fui a consolar a mi llorona,
mientras abrazaba a Sandra recordé que Carla tenía el fin de semana libre, algo
preocupada la llamé:
-Perdona Carla pero, me
podría hacer una gran favor y cuidarme a la niña esta tarde, te pagaré el
doble- suplique al teléfono.
-Lo siento Tamara- me
respondió con voz de dormida-he quedado con mi novio.
-Te lo puedes traer si
quieres- dije desesperada.
-No, de veras que lo
siento, vamos al cine a las 7.
-No pasa nada- dije
dándome por vencida- nos vemos el lunes…
Nos despedimos y en
seguida me puse con el biberón de la niña aunque mi cabeza seguía pensando con
quien dejar ese paquetito. Llame a varias amigas con las quien tenía confianza,
fue difícil pues casi todas tenían plan, pero la tercera aceptó a quedarse con
ella. Quedé con ella para tomar un café en su casa después de comer y ya dejar
allí a Sandra.
En cuanto se acercaron
las seis me despedí de mi amiga y apresurándome me fui a casa de Alison, estuve unos cinco
minutos en su puerta, pensaba en que podría pasar incluso me puse a soñar lo
que pasaría. Llamé a la puerta tímidamente con los nudillos, acto seguido se
oyeron unos zapatos de tacón acercándose a la puerta, la abrió con cara de
malas pulgas.
-Ahh, eres tú…- dijo algo
desanimada.
Me quedé callada hasta
que interrumpió mis pensamientos con otro brutal ataque.
-En tu casa no tienes
timbre, o es que no sabes para que sirve.
-Perdón…-dije sin saber
de qué me disculpaba.
-Vamos entra.
Entre y nos sentamos,
aunque me ofreció algo de beber no acepte, y seguimos charlando de
trivialidades, hasta que me llevo con cuidado a un tema más erótico. Poco a poco me tanteaba a preguntas sobre mis
experiencias pasadas y si estaría dispuesta a retomar mi antiguo ritmo de vida,
a lo que le contestaba que al estar casada y con una hija me vería muy limitada.
De vez en cuando susurraba algo y lo único que entendía era “No pasa nada”. De
golpe pareció recordar algo y cortándome de golpe me dijo.
-¿Y no querrás que te
ponga a prueba ahora?
-Claro, eso ya te lo dije.
-Pues esperemos que
llegue pronto-me dijo echándose atrás, cruzando las piernas y sonriendo
esperando algo.
Yo también me quede
callada esperando a que hiciera algo, pero casi ni se movía, me distraía
mirando el reloj de pie, pasaba el tiempo muy lentamente. Pasados diecisiete
largos minutos sonó el timbre y la sonrisa de Alison se hizo más grande.
-Espérame aquí- me dijo
mientras caminaba hacia la puerta sin prisa.
Se escuchaban dos voces,
la suya y la de otra chica, Alison volvió sola y me dijo.
-Si quieres pasar la prueba,
no nos mires por nada del mundo.
-Como, pero…
-Ponte de pie y de cara a
la pared- me cortó rápidamente, parecía tener prisa.
Me levanté sin rechistar
y me puse de cara a la pared, ella también se levantó y me apartó el pelo con
cariño y me susurró.
-Buena chica- acto
seguido me beso el cuello y se fue a la puerta.
Solo podía escuchar sus
voces, tras unas cuantas salutaciones, solo oía como una se abalanzó sobre la
otra, como sus cuerpos se rozaban, gemían. Me estaba muriendo de ganas de
girarme, solo para observar que tenía esa chica que la hacía especial como para
liarse con Alison. Los gemidos cesaron
por unos instantes y, seguramente que a propósito, me cayó encima un tanga, aun
así tense fuerte todo mis músculos y conseguí no moverlos. Los gritos de placer
inundaban la casa y yo cerraba los ojos con rabia, tras lo que me pareció a mí
una eternidad llegó al clímax y tras un rato de expresiones cariñosas empecé a
escuchar jaleo, se estaban vistiendo. La desconocida se me acercó y recogió el
tanga de mi hombro, solo pude ver su pequeña y bien cuidada mano, con las uñas muy
bien pintadas de un color azul celeste muy veraniego.
-Que linda parece- dijo
con un acento argentino, esta vez pude escuchar bien su voz era cálida y muy
suave.
La chica parecía de mi
altura y además olía como a naranja o mandarina, un aroma muy dulce que aun
cuando se separó era capaz de percibir. Las dos siguieron vistiéndose y cuando
escuche la puerta cerrarse pregunté tímidamente.
-¿Puedo girarme ya?
-Claro.
Al girarme la tenía justo
delante, mirándome a los ojos.
-¿Te has girado en algún
momento?-preguntó analizándome profundamente.
-Para nada Alison.
Me acaricio la cara con
un suave gesto y me dijo de nuevo –Buena chica.
Me estaba tratando como a
una perra, pero así me comportaba yo, en ese mismo momento si hubiera tenido
cola la estaría moviendo frenéticamente.
-Uy que tarde es, deberías
volver a tu casa, tu maridito debe de añorarte.
-Es verdad, aunque mi
marido está trabajando.
-Qué raro, ¿no? ¿Trabaja en
fin de semana?- parecía realmente interesada.
-Está de viaje de
empresa, se fue a mirar una nave o algo así.
-Aah, debe de estar en
proyectos, ¿no?
-Pues sí…- pero a ti que
te importa pensé, aun que me quede sonriendo tímidamente.
Tras un rato despidiéndonos
me acompañó a la puerta y me dio una leve palmadita en el culo antes de
marcharme. Me metí en mi coche y me fui a recoger a Sandra, mi amiga estaba algo
ocupada así que no tarde mucho a llegar a casa y ponerla en la cuna, pues se durmió
por el camino.
Me puse en el ordenador a mirar mi correo, se me ocurrió meterme en
una página de videos porno, y me puse a navegar entre los videos lésbicos y
mientras me calentaba me empeche a acariciarme y tras unos minutos me corrí y
pude irme a dormir con una sonrisa, cosa que no había conseguido las noches
anteriores.
No es mi mejor obra, pero
creo que está bien, voy algo lenta con este relato pero estoy tratando d crear
una atmosfera especial, COMENTAD como
siempre os digo.
Que Geniaaalll >.< Sigue así Tamii Esperé con Ansias este Relato :D Todos los días Revisaba y Nada :C Muchas Gracias !!! Cuidate ^.^
ResponderEliminarGracias, me gusta mucho tener fans incondicionales xD
Eliminarn.n Gracias Tami Espero estés bien c:
EliminarCuídate ^.^
No te preocupes tami si t gusta q t digan asi ya vendra una idea pero si no te dire que iciste un magnifico trabajo enserio m gystan tus relatos jeje
ResponderEliminarTamara que peso?? ya llevamos mas de un mes sin nuevo relato, ya definitivo no vas a subir nada?
ResponderEliminarEmmanuel M.H.
que paso o.O ya no vas a publicar mas relatos :(
ResponderEliminarla verdad que me encantaron y al leerlos era como si yo me sintiera Támara
Por favor sigue publicando ;)